Los extremeños andan cabreados porque sus comunicaciones ferroviarias con Madrid y Sevilla fallan más que una escopeta de feria y sus dirigentes del PSOE y PP acuden a las manifestaciones en una muestra más de oportunismo electoral.
Los dirigentes del bipartidismo saben que el culpable del desastre ferroviario extremeño es el AVE, que con sus descomunales gastos de construcción y de pérdidas en la gestión (ninguna línea del AVE en España es rentable), se come el mantenimiento del resto de las líneas férreas españolas. En Cantabria han estado sufriendo durante varios años las frecuentes averías de la línea de RENFE.
Es un problema muy común del capitalismo salvaje en España. Aquí mandan las empresas del IBEX, en este caso las constructoras y la banca, como se ha visto cuando el rey emérito viajó a Arabia Saudí para negociar el AVE a La Meca. Para este sistema económico basado en el beneficio inmediato, el negocio está en la construcción, el funcionamiento no les interesa.
Esto lo sufrimos en Madrid con Esperanza Aguirre que extendió las líneas del metro y suspendió el mantenimiento de las existentes y, en los últimos tiempos, la Comunidad de Madrid ha tenido que renovar gran parte del material de las líneas, cerrando algunas durante meses con el consiguiente perjuicio para los usuarios, porque la falta de mantenimiento multiplicaba las averías.
El AVE en España es un gran negocio para las constructoras y la banca y un señuelo utilizado por el bipartidismo como signo de modernización. Así tenemos más kms de AVE que en toda Europa. Incluso tenemos líneas cerradas. Pero estudios económicos demuestran que hay pocas líneas rentables en el mundo y por eso Francia y Alemania utilizan tecnologías menos rápidas pero más eficaces.
Es lógico que los extremeños pidan mejoras en sus ferrocarriles, pero no es justo que exijan más AVE, porque es una manipulación de los dirigentes políticos (por eso van en las manifestaciones) y una ruina para el país.