Hace muchos años que los partidos socialistas europeos empezaron a caer por su tendencia a proclamarse de izquierda y actuar como derecha moderada, aunque cada vez menos.
Hace muchos años que cayó el italiano y su máximo dirigente se exilió en Tunez para evitar la justicia italiana. En Alemania, Gran Bretaña y Francia los partidos que se decía socialdemócratas o laboristas, hace tiempo que no levantan cabeza y en Alemania parece que ya han sido sobrepasados por los Verdes.
En España, Felipe González, que empezó autotitulándose socialista, pronto inauguró las privatizaciones, las reformas laborales (CCOO y UGT, le hicieron cuatro huelgas generales), creó o/y fomentó el terrorismo de Estado, consolidó la entrada en la OTAN y fue muy bien retratado por Javier Krahe en “Cuervo ingenuo” que le valió el veto en la TVE socialista. Su reinado se coronó con la firma del Tratado de Maastricht, prólogo para el desarrollo de una Unión Europea Neoliberal, que la izquierda no aceptó, y perdió el gobierno con fama de mentiroso y con bastante nivel de corrupción aunque en esto pronto sería superado con creces por Aznar.
Desde ese momento, el PSOE apostó por el bipartidismo con turno en el gobierno, al modo del sXIX, y por las jubilaciones en los consejos de las empresas del IBEX. De paso cambió su autotitulación y pasó a ser “Progresista”, salvo en periodos electorales en los que se proclama de izquierdas.
Si un partido gobierna siempre con un equipo económico neoliberal, es muy fácil deducir que se comporta como un partido de derechas y así lo han estado viendo los votantes en los citados países europeos, lo que ha causado su caída.
En España, tras 40 años de dictadura sangrienta en su ensañamiento con la izquierda, cuando llega la transición ya está muy instalado el neoliberalismo y el PSOE se ve apoyado por un nuevo diario, con mucho respaldo económico, que se propone como el diario de la democracia aunque nace por iniciativa de Fraga y su primer director es el Jefe de Informativos de TVE en el último gobierno de Franco (ver “El cura y los mandarines” de Gregorio Morán. Akal, 2014).
Así tenemos un partido cuya cúpula dirigente sigue siendo neoliberal y disfrutando de cargos europeos y puestos en los consejos de las grandes empresas y unas bases que, más bien se proclaman de izquierdas, pero sin mucha convicción.
En los últimos tiempos, algunos dirigentes han visto que lo de decirse de izquierdas ya no cuela y han tratado de dar un giro a su imagen mediante un gobierno de coalición con la izquierda, pero continuando con las políticas neoliberales (ahí siguen las reformas laborales, las leyes mordaza, la resistencia a regular los precios de los alquileres, la “tendencia” a seguir reformando las pensiones y con un sistema tributario cada vez más injusto -contra el mandato constitucional- para que paguen más las familias que las grandes empresas y grandes fortunas, tal como manda la banca …).
El supuesto indulto a los presos políticos catalanes, pone en evidencia que en este partido va ganando fuerza la facción más próxima al PP.
Tienen la suerte de que la izquierda parece que no encuentra su camino y de que parte de los medios de difusión, vía subvenciones, trabaja a su favor.
Mientras tanto, la desigualdad sigue creciendo y aumenta el porcentaje de población en régimen de exclusión social.