Crímenes de Guerra y cinismo mediático

La Convención de Ginebra define estos casos, pero no deben ser de este mundo porque, al menos los más importantes, nunca se han castigado. De hecho, las bombas atómicas norteamericanas sobre Hiroshima y Nagasaki que convirtieron en ceniza a 220.000 civiles y condenaron a varios miles más a malvivir con las radiaciones en su cuerpo, nunca se han juzgado.

Aquí tenemos ejemplos parecidos aunque en otra escala. Guernica, bombardeada por los alemanes colaboradores de Franco y “La desbandá” malagueña bombardeada por el crucero Baleares, al que el franquismo dedicó una calle en Vallecas, la Ley de Memoria Histórica, se la quitó y un tribunal de estos de aquí se la ha vuelto a poner, lo que nos da pistas sobre cómo funciona esto. Parece que el bombardeo de civiles no es considerado por algún tribunal español crímenes de guerra.

Ahora está de moda mediática acusar a Rusia de dichos crímenes y hablan de llevarlos a la justicia internacional. Muchos periodistas y políticos que hablan de esto no deben saber (o no se atreven a reconocer) que EEUU es el país que más y mayores delitos de este tipo ha cometido, pero no puede ser juzgado porque no reconoce la justicia penal internacional.

Otros países también los han cometido, con el mismo resultado. En Público.es podemos ver dos artículos: Crímenes de Guerra I y II, de Nazanín Armanian, profesora de la Universidad Complutense de Madrid, en los que hace un recuento de estas matanzas.

La mayoría de los medios, cuando hablan de estos delitos como si fueran juzgables, sólo hacen propaganda a favor de las manos ocultas (las conocemos, pero tratan de ocultarlas) que manejan los hilos de la tragedia de Ucrania.

Ha muerto Juan Diego

Lo conocí a finales de los 70 en el PCE (Partido Comunista de España), en el que militábamos en la sección de Cine. Lo digo porque esa militancia fue un lastre para su carrera, ya en “democracia”, como lo fue para Juan Antonio Bardem, Eloy de la Iglesia, José Luis García Sáchez y un largo etc. a los que no se les podía negar su valía, pero sí el acceso a premios merecidos.

Me impresionó en El beso de la mujer araña, dirigido por nuestro amigo García Sánchez y en Vete de mí, de Víctor García León, hijo de García Sánchez y Rosa León, en la que el principiante y co-protagonista Juan Diego Botto, confesaba que se sintió como en un Master con su maestro.

No hace mucho nos volvimos a encontrar con motivo del homenaje a Luis Pastor, al que el nuevo alcalde Almeida canceló una actuación a su llegada al Ayuntamiento, y junto a Rosalén, Juan Margallo, Petra Martínez y muchos otros acompañaron en el recital gratuito que dio bajo el lema “Por una Cultura sin censura”, en la urbanización Rosa Luxemburgo de Aravaca. Yo estaba haciendo un reportaje sobre el acto y tras comentar aquellos años en que creímos que no volvería la censura, me dio un abrazo que no olvidaré.

Un enorme actor y una persona entrañable. Descanse en paz.

Miguel Servet en la hoguera

Hoy, Viernes de Pasión, prefiero recordar a este científico aragonés, educado en París, Basilea, Estrasburgo, Toulouse…, Médico, cartógrafo, físico, …,  quemado en la hoguera en Ginebra el 27 de octubre de 1553, por seguidores del judío, por delitos de opinión. Es evidente que 1500 años después, no se puede acusar al líder de las ideas tan nefastas de sus discípulos y hay que reconocer que 2000 años más tarde siguen manteniendo un negocio bastante saneado. Claro que si su padre fuera omnipotente, como dicen, quizá no lo consentiría.

Quiero agradecer a Alfonso Sastre, que consiguió un retrato modélico en “La sangre y la ceniza” (Ediciones Cátedra, 1979), una de las mejores obras teatrales españolas del siglo XX, que lamentablemente sigue siendo demasiado desconocida. Parece que, en este país, sigue habiendo muchos ignorantes y partidarios de la hoguera.

Por eso, quiero felicitar a Juan Margallo que, prohibida por la censura franquista, consiguió estrenarla en el Teatro Villarroel de Barcelona en enero de 1977. Lástima que se haya visto tan pocas veces.

Por cierto, la Wikipedia tiene muy pocos testimonios gráficos del suceso.

La política es puro teatro

Desde que el poder económico compró, en el mercado libre, el poder político (por corrupción) y el poder mediático (por las enormes deudas contraídas en la globalización, la digitalización y la crisis de 2008 que tumbó la publicidad) como órgano de propaganda y desinformación; el poder político hace como que manda y gestiona, pero siempre al dictado y en beneficio del poder o los poderes económicos. Será por eso que cada vez hay más actores que pasan a hacer de políticos.

En este momento, nos encontramos con que el “complejo industrial-armamentístico”, en palabras del general y expresidente de EEUU Eisenhower, por medio de su agente comercial OTAN, con la ayuda de la oligarquía de las energías petrolero-gasísticas, han provocado un conflicto en Ucrania arrastrando a Europa a una guerra, que se desarrolla en su propio territorio y que será desastrosa tanto para Ucrania como para Rusia y Europa.

Las sanciones “aconsejadas” por el “Padrino americano” perjudican a la población europea, tanto como a Rusia y el comportamiento de los que gobiernan la UE, Borrell incluido, sólo se entiende desde la escalada hacia las puertas giratorias. El seguimiento ciego de las instrucciones de EEUU por parte del presidente de nuestro gobierno (armas a Ucrania, Sahara para Marruecos…) puede entenderse en el mismo sentido.

Hace muchos años que Willy Brandt y otros políticos europeos proponían una Europa desde el Atlántico hasta los Urales, pero al Imperio Americano no le conviene porque va contra su hegemonía que, aun así, va en caída libre.

Los políticos de gobierno «actúan» con un libreto, que algunos hasta ignoran quienes lo han escrito, otros lo saben muy bien. La población europea pagamos la fiesta, porque como dice El Roto, sabemos quiénes son los buenos y los malos, pero no quién dirige la peli.

Pagaremos más por lo mismo que antes, mientras nos recortan los derechos, para engordar a los multimillonarios y las colas del hambre.

Lo llaman democracia y es pura farsa. Se ríen de nosotros.