¿Será marciano el ministro Escrivá?

Al menos, parece que vive en otro planeta. Sus propuestas casi nunca cuadran ni con lo que negocia el gobierno con los sindicatos, ni con lo que observamos los ciudadanos de a pié.

También puede ser que esté en ese ministerio para defender los intereses de las grandes empresas y los fondos de pensiones, lo mismo que la Sra. Calviño defiende las directrices de la UE al servicio de los intereses de los lobys europeos o que la Sra. Rivera le pide empatía a las eléctricas en vez de exigirles juego limpio o el presidente va a EEUU a ver qué les puede vender a los fondos buitre -lo mismo que Ayuso-, con lo que comprendimos por qué se resiste a controlar el precio de alquiler de viviendas (derecho básico) como hacen en Alemania.

El caso es que este ministro pide un cambio de cultura para que se pueda trabajar hasta los 75 años y Juan Torres López (Catedrático de Economía Aplicada) le contesta algo que parece normal:

“Quizá el cambio cultural que haya que plantear vaya en otro sentido. Necesitamos más bien que las empresas que tienen más poder de mercado asuman como cultura la de la competencia, la productividad y la innovación y no solo la de la explotación. Y, sobre todo, la cultura que implica que las leyes (incluidas las laborales) hay que respetarlas. En España se está produciendo un fenómeno de sobreexplotación laboral del que apenas se habla y que está suponiendo un coste no solo personal y no monetario dramático, sino general y muy caro en recursos económicos y financieros. A las empresas les compensa incumplir las normas legales que regulan el tiempo de trabajo y se está produciendo una intensificación en los horarios que reduce la productividad, destroza la trayectorias profesionales y tiene un coste de oportunidad extraordinario en términos sanitarios, educativos e incluso demográficos.”

¿Quién es Carlos Lesmes? Por fin, periodismo

Ignacio Escolar publica en elDiario.es un informe sobre la trayectoria profesional de Carlos Lesmes, presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo.

Con este informe queda retratada la lamentable situación actual de la Justicia española y se entiende la inaceptable actitud de bloqueo de la renovación del CGPJ que mantiene Casado en defensa de la supervivencia del PP y contra el mandato de la Constitución.

Es vergonzoso que podamos ser el hazmerreir de Europa, no de la Unión Europea que ya sabemos como anda.

Pero de algo tenemos que felicitarnos: Por fin periodismo de verdad, en vez de la propaganda mediática cotidiana.

11 de septiembre. 48 aniversario del Golpe de Estado Militar en Chile

Tal día como hoy de 1973, EEUU levantó al ejército chileno contra el gobierno democrático del Presidente Allende, sirviéndose del general Pinochet. Este golpe y la dictadura correspondiente fueron una de las tragedias más sangrientas de la segunda mitad del siglo XX. Su finalidad: propagar el régimen económico neoliberal que tantos destrozos ha causado en el mundo entero.

Pero hoy los medios de propaganda ocultan esta hazaña norteamericana exagerando la importancia del extraño ataque terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York. El sistema de propaganda impone este evento en las portadas como “el atentado que cambió el mundo” y esto es un insulto a la población en general porque forma parte de una gran mentira.

Llaman “cambiar el mundo” a que la administración americana aprovechara la ocasión para intentar hacerse con el petróleo y las riquezas minerales de Oriente Medio invadiendo Afganistán e Iraq, cosa que llevaban planificando desde mucho tiempo antes. Las dos invasiones, como la posterior de Siria, han sido un fracaso, porque destrozaron dichos países, pero no lograron hacerse con sus riquezas, al menos totalmente. El mayor éxito fue para el complejo industrial-militar, sobre todo americano, pero también francés y para el negocio de la guerra (ejércitos privados, suministros, etc.). Aún hay muchos puntos oscuros en “la verdad oficial” sobre el atentado a las Torres Gemelas.

El éxito norteamericano, fue consolidar el “terrorismo islámico” como enemigo mundial, porque la adaptación al capitalismo de la antigua Unión Soviética, lo descartaba ya como el enemigo fundamental que el sistema económico USA necesitaba para justificar sus negocios.

Este sistema de propaganda es el que desvía la mirada de la tragedia afgana, centrando la atención en el radicalismo talibán y su odio a la mujer. Sonali Kolhatkar, RAWA (Asociación Revolucionaria de mujeres de Afganistán) explica cómo ve la situación actual en Viento Sur: “En los últimos 20 años, una de nuestras demandas fue el fin de la ocupación norteamericana y de la OTAN e incluso mejor si se hubiera llevado consigo a sus fundamentalistas islámicos y tecnócratas y hubieran dejado que nuestro pueblo decidiera su propio destino.”

En este sistema económico que disfrutamos, los medios que informan son arrojados a la cuneta para que los que hacen propaganda circulen con más facilidad.

Afortunadamente, algunos siguen informando desde la cuneta y muchos ciudadanos tenemos memoria. A nosotros, las maniobras mediáticas no nos hacen olvidar la tragedia chilena porque recordamos el sufrimiento de la mayor parte de la población, entre ellos algunos de nuestros familiares.

Afganistán, otro guiñol mediático

Es evidente que Afganistán sufre una tragedia desde hace muchos años. Un país invadido por otros para hacerse con sus riquezas minerales y ahora, los más dañinos han huido en desbandada causando lo que puede ser un estado fallido porque además se han llevado el dinero: según parece gran parte de las divisas del Banco Central afgano están en la Reserva Federal USA, que es un banco privado y las tiene bloqueadas.

Lo que es un guiñol es la representación mediática de la tragedia, destinada a que los europeos paguemos los platos rotos y para resolver la hambruna y el ansia de huida que han dejado. En este teatro informativo el único que no aparece es el causante, lo que es normal porque es el que maneja los hilos que mueven a los informadores.

Han tenido que pasar bastantes días desde la huída para que aparezca el artículo de Nazanin Armanian (iraní afincada en España) “Empieza la sexta etapa de la intervención de EEUU en Afganistán” para entender el currículo asesino y destructor de USA en ese país, y otros cercanos, y que no es verdad del todo que se hayan ido.

Es curioso que esta señora no es periodista, es profesora en la Universidad Complutense, lo que demuestra la deficiente calidad de los medios informativos de españoles.

El sentido común dice que en una invasión el principal culpable es el invasor y sus cómplices y ayudantes, pero parece que a muchos “periodistas” les cuesta entender lo que pasa, pero no por eso dejan de (des)informar. También es cierto que muchas de las empresas (des)informativas chupan de la teta de la administración USA y las grandes corporaciones que producen estos estragos.

El circo mediático no trata de arreglar nada, porque nunca va a las causas. Actúa como elemento de distracción para tratar de ocultar a los culpables, centrado su foco en los sentimientos, en la tragedia humana, como si hubiese ocurrido una catástrofe natural.