El Alcalde de Madrid ha hecho destruir las placas con los nombres los 2.936 fusilados por el régimen franquista, entre 1939 y 1944, instaladas en las tapias del Cementerio del Este y los versos de Miguel Hernández que los acompañaban .
Que el actual alcalde de Madrid trate
de ocultar los crímenes del franquismo, después de la guerra, como
si fueran suyos; que fue un genocidio ideológico, tal como anunció
el Dictador y Queipo de Llano entre otros, nos puede dar una idea
sobre su mentalidad más próxima a la dictadura que a la democracia.
Pero que quiera callar la voz de Miguel Hernández, uno de los poetas
españoles más importantes del siglo XX, nos habla de su ignorancia
y su tremenda incultura; porque los buenos poetas no mueren, siguen
ayudándonos a vivir.
Los que, por la edad, nos educamos en el franquismo, sabemos de las mentiras y las reescrituras de la Historia (por el Imperio hacia Dios o el Caudillo por la gracia de Dios, por ejemplo), que se impusieron en ese periodo y pensamos que esto nunca volvería a repetirse. Nos equivocamos: Se está repitiendo porque los defensores de la dictadura siguen en el poder.
Esta mañana, hemos estado junto al
lugar donde el alcalde ha cometido ese acto de terrorismo cultural e
histórico, homenajeando a las víctimas del franquismo y a Miguel
Hernández que no llegó a ser fusilado, simplemente se le privó, en
la cárcel de Alicante de los auxilios médicos necesarios porque no
quiso renunciar a sus ideas en defensa de la República, ante los
golpistas vencedores.
Esta mañana, junto a las tapias del
cementerio, con un frío día invernal, la cálida voz del poeta,
recitada por personas de la cultura, nos ha reconfortado e incluso ha
hecho salir el sol entre un cúmulo de nubarrones.
Luego, tras cantar en común las “Nanas
de la cebolla”, la voz del poeta cesó, nosotros nos fuimos y el
sol volvió a ocultarse -“Este sol de invierno” que decía D.
Antonio-. Los muertos, allí quedaron y nosotros volvimos a la
desolación de un Madrid, en manos del fascio-capitalismo. “Madrid
es una ciudad de más de un millón de cadáveres”, decía
Dámaso Alonso (Hijos de la ira, 1944). Quieren volver a enterrarnos.
La democracia está cada vez queda más
cerca del horizonte y la izquierda deberíamos reflexionar sobre
ello. Este Alcalde es un peligro público.