El presidente de la patronal pide ayudas para las empresas y se opone al aumento del salario mínimo interprofesional como están haciendo los países más serios de Europa.
Puede parecer lógico que la CEOE pida ayudas al Estado, aunque sería más aceptable si no estuviera en contra del Estado como todo neoliberal “bien criado”. Porque lo de privatizar ganancias y socializar pérdidas es lo más parecido a una estafa, sobre todo cuando se disfraza de beneficioso para los trabajadores.
El economista Rodolfo Rieznik dice: “En España se han destinado a las rentas de las personas un 3,3% del PIB y otro 14,2 % del PIB a sostener financieramente a las empresas, 4 veces las ayudas directas a la gente. […] En los grandes países como Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido sólo en ayudas directas e indirectas a la gente, se desembolsaron entre el 8% y el 12%.”
Otros lo expresan diciendo que de cada 5 euros de ayudas, 4 van a las empresas, que paradógicamente son las que porcentualmente menos aportan al fondo común de la Agencia Tributaria: 84% las familias y el resto las empresas y las grandes fortunas. Pero la patronal también asegura que no es el momento para subirles los impuestos a los ricos.
La herencia histórica es nefasta. España es uno de los pocos países europeos desarrollados que no tuvo burguesía ni, por tanto, desarrollo industrial apreciable en el siglo XIX. Lo que llaman Imperio Español, dejó una triste herencia. A Velázquez le negaban el honor de la Orden de Santiago porque trabajaba. Aquí los ricos de toda la vida son aristócratas rancios que en su ADN azul llevan el gen del rentista y las empresas que han ido desarrollando con ese gen son tan rancias como sus promotores y, siguiendo la tradición, sólo saben competir explotando a los trabajadores.
Saben tan poco de economía que no comprenden que bajando los salarios se estrangula el consumo y si no hay consumo, y tampoco se exporta -porque no hay innovación-, esto no puede ir bien. Aún no se han enterado que hace 100 años Ford descubrió que, si subía los salarios, hasta sus obreros comprarían sus coches y triunfó.
Curiosamente, parece que en el Gobierno, que se dice progresista, algunos apoyan a la patronal.