Hace unos días, el ABC publicaba un artículo, con reclamo de Historia, en el que se explicaba la “puñalada” de Azaña a Franco cuando, al principio de la República, el gobierno cerró la Academia de Zaragoza que aquel dirigía ¿una forma de justificar la que Franco nos dio después a todos los españoles?. Es evidente que el “historiador” de ABC y el propio diario parecen no reconocer la autoridad del Gobierno sobre el Ejército y también hace unos días otra noticia de varios periódicos criticaba la posibilidad de que tal institución abandonara San Sebastián, para habilitar suelo para viviendas, a pesar de que hay instalaciones militares en las tres provincias vascas. La armada mediática muestra así su nueva campaña militar.
En este contexto, unos centenares de exjefes militares jubilados escriben cartas al Rey esgrimiendo las viejas razones de la ultraderecha sobre la rotura de España y el gobierno de los comunistas.
A los que nos deseducaron en el franquismo, nos atemorizaban diciendo que si venían los comunistas nos quitarían nuestras casas. Ya de mayores hemos visto que quienes las quitan son los bancos, pero ellos siguen con el mismo rollo.
Terrorismo y comunismo son los fantasmas que agita la derecha para tratar de mantener los privilegios y fraudes fiscales de los más ricos. Entre los lacayos agitadores aparecen ahora exmilitares que, coreados por la armada mediática, vuelven a sentirse protagonistas, como en el franquismo, tras perder el protagonismo que les daban el uniforme y las medallas.
El archicorrupto PP se ríe bajito -y les aplaude con disimulo-, pensando que un golpe de Estado (militar, por supuesto), les libraría de tanto juicio molesto como les queda por soportar a pesar de tener bastante controlados a los jueces.
El Gobierno, toleró la revuelta militar cuando la exhumación del Dictador y no parece que esté decidido a explicar claramente a los militares cerriles quién manda aquí. Claro que su ministra, es la preferida de la derecha. El Catedrático de Derecho Constitucional Javier Pérez Royo, hablaba hace unos días de la “ambigüedad constitucional”, lo que aconsejaría una posición más clara del Gobierno y del Rey, porque, como decía mi abuela, el que calla, otorga.
Tampoco estaría mal que el Ministerio de Educación revisara los planes de estudios de las academias militares y de los cuerpos de Seguridad del Estado, porque la educación militar es probable que se parezca a la justicia y a la música militar.