Una Ley injusta

Y la Comunidad de Madrid, una inútil.

Elena Herrera explica hoy en elDiario.es que “La Fiscalía pide seis meses de cárcel para el hombre que ayudó a morir a su mujer enferma terminal aunque apoyará su indulto si le condenan”. Según parece, la Fiscalía reconoce que el hombre tiene razón, pero la Justicia no lo reconoce. Porque además se tramitó como violencia de género cuando era un acto de amor. Esto, algún Juez lo tuvo que decidir y, lamentablemente, parece que hay muchos jueces que no saben distinguir amor de violncia, ni la Ley española de la Ley de dios.

En 2007, con la enfermedad ya muy avanzada, la Consejería de Familia y Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid le denegó una plaza una residencia específica para enfermos de esclerosis múltiple. Y, en 2009, a pesar de que se le reconoció el grado III de dependencia —el máximo que establece la ley— y su derecho a recibir atención residencial, nunca se le llegó a prestar ese servicio.”. La citada Consejería le reconoció el derecho, pero en nueve años no hizo nada para concederle una plaza en una residencia adecuada a sus necesidades.

La familia tuvo que hacer importantes reformas en su domicilio, mientras la enferma “expresó a su marido [y a otras personas] de forma “constante” el deseo de acabar con su vida por los “intensos” dolores “más allá de lo que podía soportar”. Un año antes de morir, cuando aún podía utilizar sus manos, ella misma compró por internet la medicina que necesitaba y que, en el momento de morir, él le ayudó a tomar por no poder hacerlo ella misma por sí sola.

Hoy, la Consejería que no cumplió con sus obligaciones, no está acusada de nada. La Fiscalía reconoce que el hombre tiene razón, pero pide seis meses de cárcel para él. Los diputados que se niegan a cambiar la ley, porque la Iglesia Católica lo considera pecado, y la Iglesia Católica, tampoco están acusados de nada; se les podría acusar por lo menos de cinismo, porque si se aprueba la nueva ley veremos como la utilizan. Lo mismo hicieron con el aborto y el divorcio. Solo es reo de la Injusticia el hombre que, por amor y ante sus continuas peticiones, tuvo que ayudar a su mujer a morir y ahora la echa en falta.

¿En qué siglo estamos? ¿Esto es una democracia o una teocracia? ¿O un cruel e insoportable cachondeo? porque los ricos se van a morir a cualquier país que lo permita. ¿Nadie nos pide permiso para hacernos nacer y después no nos dejan morir cuando queramos? ¿Quién tiene autoridad para impedirlo? ¿Esto es un país libre? Pues parece que sólo son libres los ricos.

¿Por qué no está incluido en los Derechos Humanos el Derecho a Morir Dignamente? ¿Sólo dios lo sabe? Como dice Brecht: No diremos que es una pena, digamos que es una vergüenza.

Ángel, fuiste un verdadero ángel. Estamos contigo.

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