A la derecha política, como a sus patronos las mafias financieras, les molesta la democracia, aunque sea de una calidad ínfima como la que nos han legado el bipartidismo y los recortes de la Troika. Prefieren las dictaduras porque asumen mejor el robo y la estafa y, como consecuencia, la desigualdad.
El PP, como partido mas afectado por la corrupción y con bastantes procesos aún pendientes -sus dos últimos presidentes del Gobierno ya están citados a declarar por el caso Bárcenas-, y su hijo “difícil” VOX, con varios de sus jefes con problemas con la justicia, están haciendo lo imposible para tratar de hacer olvidar sus corruptelas inventando problemas que no existen, mintiendo sistemáticamente y judicializando la política para tratar de colapsar a la Justicia, a la que siempre han racaneado medios y personal para entorpecer su funcionamiento. Si lo ven mal acabarán como el PDeCAT, pidiendo la independencia, esta vez de la Justicia.
Como causantes del Pin Parental, la Reforma Laboral, las leyes Mordaza y los enormes esfuerzos para deteriorar, convirtiendo en negocio para ellos y sus amiguetes, los servicios públicos: sanidad, educación, pensiones, transportes … evitan mencionar los problemas de los españoles, porque a ellos sólo les interesa España, la bandera y, sobre todo, Venezuela; así como la Libertad Individual, siempre que sea sólo la suya, porque la Eutanasia, el aborto, el divorcio, los matrimonios del mismo sexo, que son leyes sobre derechos individuales y, por lo tanto, no obligatorios para todos, osea claros ejemplos de Libertad Individual, siempre los han rechazado -aunque después se han aprovechado de ellos-, apoyándose en la Religión, el mito que pone a la persona en manos de un dios que no existe, pero que siempre ha sido un instrumento para el poder.
La derecha española se sigue comportando como el liberalismo del siglo XIX, que concedió el derecho a voto sólo a los propietarios y que, personalizado en los caciques -¿hoy barones?- mercadeaban votos para apropiarse de los bienes e intereses de la mayor parte de la población.
La derecha española no puede soportar la ausencia de poder y para obtenerlo no deja de montar bulla y de inventar mentiras, sabiendo que estarán siempre apoyadas por los grandes medios de comunicación (lamentablemente también por los públicos), por una parte de la Justicia, por las mafias financieras y por la ignorancia que han fomentado devaluando la educación. Por desgracia, la transición no fue modélica. Ahí también nos engañaron.
Poco se puede esperar de esta derecha vandálica que está destruyendo la poca democracia que nos queda. Pero mejorar la sanidad y la educación públicas es necesario y urgente.