Este acuerdo debe ser bueno porque toda la derecha: Cs, PP, FMI, UE, COE … han manifestado sus críticas. Unas insostenibles por desaforadas y falsas como las de PP y Cs y otras muy discutibles porque responden a protestas por la eliminación de privilegios a los más ricos.
El problema está en que este acuerdo no garantiza la posibilidad de nuevos presupuestos porque, para ello, falta el apoyo de PNV, PdeCAT y ERC. Esto pone en gran peligro su viabilidad, porque PNV y PdeCAT son partidos, independentistas o no, claramente de derechas y el sentido de clase tira mucho y ERC es un centro-derecha que puede ir para cualquier parte.
La UE está en un momento débil con el brexit, la rebelión fascista italiana, húngara, etc. y no podrá hacer mucha fuerza. El FMI está muy desacreditado por sus propios errores reconocidos y el desprestigio de sus últimos directores (Rodrigo Rato, Strauss-Kahn y Lagarde), pero no por eso dejan de gritar porque para eso les pagan, y la patronal empresarial no gritará mucho porque no se ha tocado la Reforma Laboral. La banca y las eléctricas están en silencio porque sus privilegios se han respetado.
El PSOE ha hecho una jugada inteligente, porque Pedro Sánchez tiene a sus espaldas la amenaza de los dinosaurios y si consigue nuevos presupuestos habrá obtenido un buen éxito de cara a las próximas elecciones y si no lo consigue los dinosaurios se amansarán porque sus intereses siguen a salvo.
Podemos habrá salvado la cara porque su amplio electorado derechista le agradecerá su apoyo al PSOE y los Anticapitalistas ya están casi fuera de la coalición.
Izquierda Unida lo tiene peor porque, si fracasa la operación, a muchos de sus militantes les parecerá que la negociación ha sido inútil y, a estas alturas, tendrían que reconocer que la solución a la crisis del régimen del 78 está en la calle.