En una democracia de calidad, el parlamentarismo podría ser suficiente para defender los derechos de TODOS los ciudadanos. Pero no es nuestro caso.
En España, la participación ciudadana ni es fácil y ni efectiva; la separación e independencia de poderes no es real; la representación ciudadana en el poder legislativo no es proporcional (una persona = un voto); el poder ejecutivo no cumple sus promesas electorales, ni hay revocatorio, y la corrupción está generalizada.
El sistema electoral está trucado: hay dos cámaras (una menos representativa que la otra), Ley D’Hondt, listas son cerradas y bloqueadas, las circunscripciones favorecen a las minorías rurales mas conservadoras, etc.
Hay una monarquía impuesta y un gobierno títere de las políticas de la Unión Europea que es mucho menos democrática que nuestro Estado.
De la Justicia mejor no hablar, porque ni tiene medios, ni está libre de influencias políticas y económicas.
Además, no disponemos de una información de calidad. Un aparato propagandístico enorme, manejado por los intereses económicos, consigue que muchos ciudadanos se encuentren muy intoxicados informativamente y otros se den cuentan de que les engañan pero no encuentren la manera de informase.
El profesor Vicenç Navarro, explica hoy la necesidad de la izquierda de combinar parlamentarismo y agitación para defender los derechos de la mayoría. Parece que alguna facción de Podemos no lo ve así. Pero hay que ser muy torpe para ser de izquierdas y no entender esto o tener otros intereses.
La derecha quiere jugar en el terreno parlamentario porque ahí sabe que tiene todas las de ganar (impusieron las reglas el juego). Si la izquierda lo acepta, algo falla en la izquierda.
Como dice Vicenç Navarro: Franco murió en la cama, pero la dictadura murió en la calle.