Conocida es la frecuencia con que las escaleras mecánicas del metro se encuentran en reposo esperando arreglo o mantenimiento. Esta misma mañana, un ascensor de la estación de Valdebernardo ha dejado cautiva en el andén a una pareja (él en silla de ruedas) recién llegada en el metro.
La falta de personal que atienda a los pasajeros en las estaciones ha dificultado la solución y no sabemos si habrán tenido que volver a coger el metro para salir a la superficie en otra estación accesible y cambiar de medio de transporte, pero daba la sensación de que las llamadas telefónicas de la chica no daban resultado.
La Sra. Ayuso quizá estaba recogiendo el diploma de Alumna Ilustre con el que la ha obsequiado el Rector de la Universidad Complutense. El éxito de los masters-regalo de la Juan Carlos Primero, que llevaron a su rector a presidir el Tribunal Constitucional, ha debido estimular los deseos de excelencia de otros rectores.
La directora de Público lo explica bastante claro, un tribunal que dictamina contra la propia Constitución ya es para alarmarse. Pero, quizá sea más gráfico Ignacio Escolar cuando titula “La democracia atropellada por el Tribunal Constitucional” y describe los tres atropellos causado por dicho tribunal y su caducado presidente.
Que la derecha, corroída por la corrupción, necesita controlar la Justicia para sobrevivir puede ser comprensible, pero no aceptable. Más difícil de aceptar es que el PSOE haya permitido la presencia de los personajes que el partido más corrupto propone y se resiste a retirar cuando caducan, como el presidente de este tribunal que era rector de la Universidad Rey Juan Carlos cuando los master-regalos de Cristina Cifuentes y Pablo Casado.
Que los usos abusivos de las instituciones del partido más corrupto estén destrozando la poca democracia que nos queda y la armada mediática llame a esto “enfrentamientos gobierno-oposición” es un insulto para la población española porque se nos está mintiendo para hacernos creer que “todos los políticos son iguales”, principio básico de la derecha para justificar sus delitos.
Que un país supuestamente democrático permita la participación de un partido condenado por corrupción quizá sea lo que hace posible todo esto.
Que las “autoridades” de la Unión Europea opinen con más o menos disimulo a favor del PP, se entiende tras el brote de corrupción aparecido en el Parlamento Europeo, pero ya lo dijo Varoufakis “La UE, cambiarla o destruirla”, porque, entre otras cosas, es menos democrática que cualquiera de los países que controla.
Nos mean y dicen que llueve
Blog de Antonio Campuzano