Va protegiendo a las marcas de lujo.
No se puede perseguir a los que luchan por su supervivencia.
La policía tendría que perseguir a los que nos roban aunque usen traje y corbata (fraude fiscal, corrupción, etc.).
Estás como drogado con tanta desinformación hiperinformada y, de pronto, lees un texto, un grito de dolor de un funcionario de prisiones, que te pone ante el espejo y te obliga a reconocer que la derecha no tiene vergüenza, pero la izquierda está perdiendo la dignidad (como muestran las manis de mujeres y pensionistas).
Porque soportar estoicamente esta realidad nauseabunda de un gobierno corrupto que se mueve “sin complejos”, apoyado por un PSOE que, por lo que se está viendo, quizá tenga un grado menos de corrupción, pero apoya al gobierno porque su ayuda mutua puede salvarles a los dos.
Ver a cuatro ministros cantando “Soy el novio de la muerte” en una procesión de Semana Santa, como en los tiempos de Franco, sin que protesten los cristianos, mientras se ríen de la Constitución y el Estado aconfesional.
Tener que soportar a Montoro ofreciendo migajas a los pobres, como cuando éramos niños y el padrino del bautizo nos tiraba calderilla que recogíamos del suelo, mientras recorta inspectores de Hacienda, o los distrae, para favorecer el fraude fiscal.
Sospechar que una universidad pública regala masters, que mucha gente no se puede pagar, a sus políticos patrocinadores (que la financian con nuestro dinero). Despreciando la Ciencia, la Equidad y la Justicia.
O ver como al principio de las vacaciones sube la gasolina burlando la competencia.
¡Qué bajo estamos cayendo! ¿Cómo hemos podido llegar hasta aquí?
Mientras tanto, los representantes de la izquierda sestean en sus escaños … y el pueblo vaga huérfano de verdaderos dirigentes.
Como dijo Bertolt Brecht: “¡No digamos que es una pena, digamos que es una vergüenza!
Alguien dijo que ser de derechas es tener miedo a la realidad. Pero, no solo a la realidad, también al cambio y lo peor del miedo es que suele provocar agresividad. Cuídate de la fiera herida y un gobierno acosado por la corrupción se parece mucho a una fiera herida. Las grandes empresas lucrándose con la corrupción atacan las políticas de cambio, por medio de su armada mediática, porque se les puede acabar el chollo,.
El País publica hoy “La lección delirante de Lavapiés” de Teodoro León Gross que es un ejemplo modélico para todo esto.
El autor es profesor de periodismo de la Universidad de Málaga y ha sido columnista de El Mundo y Vocentro (ABC) y ahora de El País, lo que muestra la identificación ideológica (o de intereses) de todos los grandes medios. Como se trata de un artículo de opinión quizá no se le pueda pedir rigor informativo, pero tratándose de un profesor universitario de periodismo se le deberían exigir algunas responsabilidades.
El articulo empieza poniendo el acento en que vender falsificaciones es un delito, lo cual es muy coherente con las leyes del Mercado, pero poco con la necesidad de supervivencia de los emigrantes.
Luego ataca a Carmena, como “abuelita rebelde” y el periódico lo refuerza con una foto de ella crispada.
Después describe los hechos a partir del momento en que la víctima se desploma, ciñéndose al argumentario de la armada mediática que se niega a contemplar los momentos anteriores de la campaña policial contra los manteros. Claro que hay que perseguir las falsificaciones pero empezando por los que las fabrican y los que las importan no por los que las venden. Esto es como atacar el mercado de la droga desde el menudeo.
A continuación critica a diversos políticos de Podemos y alrededores (Ramón Espinar, Romy Arce “la concejala tan anticapi como antihonesti”), para terminar acusando a Podemos de ser culpable del populismo y la posverdad. Manipulación de manual.
España pretende ser un país desarrollado y democrático pero las grandes empresas, muchas universidades y los grandes medios de comunicación funcionan como si estuviésemos en el tercer mundo. Eso si que es delirante … y vergonzante.
Según ellos, esta es una organización internacional que empodera a la población para que haga sus propias reivindicaciones.
En este momento están haciendo una campaña contra el mundial de Rusia aprovechando la guerra de Siria.
Siria es una dictadura en un país árabe y conviene recordar que no hay ninguna democracia en ningún país árabe y que las democracias occidentales dejan mucho que desear empezando por la nuestra que tiene un gobierno corrupto que se esfuerza en establecer leyes para el control de la población, como la Ley Mordaza y la ley contra la apología del terrorismo que está causando más víctimas cuando ya no existe terrorismo que cuando existía, por lo que ha sido amonestado por el tribunal europeo de derechos humanos.
La guerra de Siria fue creada por EEUU, con el apoyo de Francia, para hacerse con las riquezas petrolíferas de este país, tal como han hecho en todos los países de Oriente Próximo, y para evitar la influencia de Rusia, sobre el gobierno de Damasco.
Rusia compite con EEUU por los mercados de Oriente Próximo donde EEUU pretende mantener su hegemonía y los norteamericanos tratan de poner allí un gobierno títere que garantice su explotación de los recursos naturales de ese país.
En Alepo batallaron los fundamentalistas islámicos creados por EEUU (Al Qeda, ISIS …), los opositores al gobierno financiados por EEUU y los rusos apoyando al gobierno. Son tan culpables unos como otros.
El boicot al mundial de futbol es una operación más de la vuelta a la Guerra Fría que resulta difícil de explicar porque es una lucha entre países capitalistas para dominar los mercados. Tomar como pretexto a las víctimas sirias es equiparable a la maniobra del PP de utilizar a las familias de hijos asesinados para defender la prisión preventiva revisable. Y esta campaña parece que la promueve un norteamericano.
A principios del segundo milenio la orden benedictina ya tenía gran poder y a comienzos del siglo XI, el que luego sería San Bernardo, junto con un grupito de compañeros, salen de la orden y construyen un modesto monasterio de madera, argumentando que, del mandato de San Benito “Ora et labora”, se ora poco y se trabaja menos porque los monjes contrataban criados para hacer esas labores.
La orden benedictina siguió creciendo, creando monasterios por toda Europa y gran parte de las infraestructuras del Camino de Santiago, quizá para asegurarse el control del Papado que, en aquellos momentos, era una institución muy débil. La escisión de San Bernardo creó un humilde Cister, pero un siglo después ya estaban haciendo monasterios que competían en prestigio y poder con los benedictinos.
El actual abad de Cuelgamuros se niega a acatar la orden judicial de permitir la recuperación de algunos cuerpos enterrados allí contra la voluntad de sus familias y a acudir al Senado a explicar sus posturas a petición de éste. Les dice a los senadores que si quieren hablar con él que vayan a su sede.
En el siglo XVIII, los Jesuitas fueron expulsados de varios países europeos, España entre ellos, por negarse a obedecer otros mandatos que los del Estado Vaticano. El negocio benedictino de Cuelgamuros (restaurante, hospedería, subvenciones …), dependiente de Patrimonio Nacional, no sabemos si se atiene a las leyes españolas o solamente a los mandatos divinos.
Pero la Justicia Española tan diligente para atacar los intentos independentistas catalanes o la libertad de expresión de raperos y titiriteros, podría hacer algo para demostrar que, como dijo el Rey un año de estos, la Ley es igual para todos. No vayamos a tener otro «procés» cerca del Escorial.
Resulta pintoresco a veces este papable Cardenal-Arzobispo de Madrid.
Le vimos hace años, cuando era Arzobispo de Valencia, bendiciendo el aeropuerto de Castellón junto al papá de Andrea Fabra y Francisco Camp. No lo debió hacer muy bien, pues parece que no llegan los aviones.
Ahora se solidariza con los derechos de la mujeres y de la Virgen María, pero parece que olvida que es la institución que representa la que menos respeta esos derechos. Hay ya varios sectores protestantes en los que hay mujeres Obispo y en la suya aún no pueden llegar a cura.
Además, esas declaraciones las hizo en la presentación de un libro sobre uno de los jefes del Opus Dei que es otra organización donde tampoco respetan la igualdad de derechos.
Esto parece lo del que ve la paja en el ojo ajeno y no ve la viga en el suyo.http://www.carmenvan.es/
El problema de los diarios digitales es que presentan tanta información que a veces se contradicen.
Hoy aparece un artículo del día 2 titulado “Lluvia de millones sobre las cúpulas empresariales” acompañado, en la misma sección de Economía, de media docena de artículos sobre los problemas de sostenibilidad de las pensiones. Algunos de analistas financieros o de FUNCAS que, aunque El País no lo dice, es la Fundación de las Cajas de Ahorros, que podrían ser publicidad pagada (¡Publicidad como Información!). Porque Cajas de Ahorros ya quedan pocas, pero se ve que el lobby aún funciona.
En cualquier caso, ¿nadie en este diario se pregunta como puede ser que a las cúpulas empresariales les vaya tan bien y a los pensionistas tan mal?.
Los pensionistas, muchos, salen a la calle reclamando sus derechos. Uno importante: vincular las pensiones al coste de la vida. El gobierno titubea y los máximos representantes de las mafias financieras salen al ataque.
El primero Montoro, que dice que vincular las pensiones al precio de la compra está anticuado, porque ya no se espera mucha inflacción. Luis Linde, Gobernador del Banco de España, recuerda que muchos pensionistas españoles tienen un piso en propiedad, lo que no tienen muchos europeos. Falta De Guindos pero está liado con lo del BCE y ahora no quiere problemas (ya fue a Bruselas fardando de que habían hecho una reforma laboral muy agresiva).
Las pensiones, como los salarios, han estado casi toda la democracia vinculadas al IPC (Índice de Precios al Consumo), que es la manera más lógica de garantizar la capacidad adquisitiva. Esto desapareció con los últimos cambios de Rajoy-Guindos-Montoro (reforma laboral y de las pensiones), cuando tenían mayoría absoluta, a instancias de las grandes entidades financieras interesadas en desprestigiar las pensiones públicas para fomentar las privadas, su negocio.
El IPC (si está bien calculado) es crucial para la capacidad adquisitiva de las personas que vivimos de un salario o una pensión, porque es nuestra garantía de supervivencia. Problema que no tienen ni las grandes fortunas, ni los altos cargos de la administración pública o privada que tienen sus gastos imprescindibles resueltos. Esos gobernantes forman parte de los que no tienen ese problema. Ellos defienden la productividad de cuyos beneficios se apropian los más ricos.
El discurso de Linde es el mismo que el de la burguesía del XIX que pretendía dar a los obreros el mínimo salario imprescindible para su supervivencia, para garantizar su docilidad y su dependencia de las empresas. Si los pensionistas ya tienen piso ¿qué más quieren?. Respuesta sencilla: Comer ellos y sus familias.
Estamos en manos de los que nos roban. Los partidos que apoyan a este gobierno son cómplices imprescindibles. ¿Hasta cuando? Menos mal que se acercan elecciones que es cuando el PSOE se viste de izquierda.