Ayer tuve que rebuscar bastante para encontrar nombres y datos sobre la ocupación judía de Palestina y me llamó la atención que en Google se dice que tal lobby no existe. La wiki no lo niega pero apenas ofrece datos. Entonces, busqué en la Universidad y ahí la sorpresa fue mayor.
José Luis Fernández Fernández. Director de la Cátedra de Ética Económica y Empresarial de la Universidad Pontificia de Comillas. ICAI – ICADE (complejo universitario de los Jesuitas), en 2013 da una conferencia en la Escuela Diplomática de Madrid, en el marco de un curso organizado por el Instituto de Estudios Israelíes que titula “La banca, las finanzas y el pueblo judío” y una señora llamada María de Miguel la transcribe y se publica con el título “Los judíos y el origen del sistema financiero internacional”.
En este artículo, acompañado de su bibliografía correspondiente, reflexiona sobre varios textos del Antiguo Testamento en los que habla de “un auténtico problema moral: la indeseabilidad ética de prestar dinero y cobrar por ello intereses, habiendo recibido en su momento del prestatario el principal.” Porque “Dios, creador del tiempo, lo habría entregado para todos los seres humanos: no exclusivamente para que algunos pudieran lucrarse con él, cobrando por ello. Ergo: los que cobran intereses por prestar dinero son unos inmorales”. Por eso cristianos y musulmanes se mostraban reticentes “al préstamo con interés y al dinero a rédito”.
Afortunadamente, en el Deuteronomio 23, 20-21, dice: “No prestarás a interés a tu hermano, sea rédito de dinero o de víveres o de cualquier otra cosa que produzca interés para que tu Dios te bendiga en todas tus empresas en la tierra en la que vas a entrar para tomarla en posesión” . Lo que hay que entender aquí es que al extranjero se le puede prestar a interés pero a un hermano no. Y eso es lo que hacían los judíos (en España decimos: “El que hizo la Ley, hizo la trampa).
Resulta llamativo que en ese artículo-conferencia se justifica esa “desagradable” dedicación bancaria de los judíos porque, en la Edad Media no se les permitía otra cosa, “la principal –cuando no, única- ocupación que le quedaba expedita era la de dedicarse profesionalmente a prestar dinero y a cobrar por ello como medio de sustento y como proyecto de vida.” Según parece, en aquellos tiempos, los judíos al nacer no venían con un pan bajo el brazo, sino con una bolsa de dinero para prestar. Ventajas de ser “el pueblo elegido por dios”.
En aquellos tiempos, las parroquias y las órdenes religiosas cristianas, también ejercían la función financiera, pero eso no se menciona en el artículo.
Como consecuencia de todo esto, los judíos, en la Edad Moderna ya tenían envidiables posiciones bancarias para financiar a Reyes en sus conquistas imperiales y cuando, en el siglo XIX, la segunda Revolución Industrial (el ferrocarril, el acero, la química …) necesita enormes recursos de financiación, allí están ellos para financiar el progreso.
Ya en nuestros tiempos, Hillary Clinton, solicitó la venia del lobby judío para presentarse como candidata a la Presidencia de EEUU. También es cierto que a los “inmensamente ricos” les encanta la discreción y los medios les respetan (o les ocultan, como quieran). Si hasta Biden ha ido a apoyar el presidente corrupto, mejor no nos preguntemos quien manda en esta globalización.
En conclusión, el lobby judío no existe pero, como dicen en Galicia: las brujas no existen, pero haberlas, haylas. Y que nadie se confunda, no soy antisemita, pero si antisionista.