El jefe del Imperio, al final de su mandato, llega de Varsovia donde ha presidido la cumbre de la OTAN (Asociación para la realización de supuestos crímenes de guerra con el fin de defender los intereses de las grandes corporaciones) para dar a cada uno de sus monaguillos la hoja de tareas para el próximo periodo.
Es recibido por el Rey que le promete lo que le haga falta, que para eso estamos alineados y alienados con los intereses americanos.
Rajoy parece que ha prometido incrementar el número de soldados españoles que defienden esos intereses en países lejanos y que seguiremos pagando los españoles en efectivo y con más recortes.
El trío Calavera (Sánchez, Iglesias y Rivera), se cuadrarán ante la autoridad competente y jurarán (bajo secreto) investir a Rajoy para que siga ejecutando las políticas que mejor convienen al capital privado.
Luego irá para Rota (nuestro Guantánamo particular) para inaugurar el nuevo escudo antimisiles que han implantado en nuestro estado soberano a mayor gloria del Imperio y de su eficiente (en muerte y dólares) industria armamentística. Por cierto, en las guerras actuales no se suelen usar misiles, sino coches bomba, pero la gran industria sigue fabricándolos y haciéndolos rentables a costa nuestra.
Todo sea por los valores americanos.