La demonización de Rusia

La derecha neoliberal -o el capitalismo salvaje- impone unas políticas tan injustas que, con unos regímenes políticos de democracia liberal (con niveles mínimos de democracia real), necesita fantasmas que asusten a las poblaciones para que acepten su “protección” (este término en su acepción más mafiosa) y asuman sus pesadas cargas (sistemas impositivos injustos, contratos laborales esclavistas, deterioro brutal de los derechos ciudadanos y de la capacidad de participar en las decisiones políticas, etc.).

El fantasma principal es el terrorismo yihadista y hay indicios -publicados en la prensa- de colaboración de los cuerpos de inteligencia europeos en algunos atentados en sus propios países.

Ahora vuelven con el fantasma soviético de la Guerra Fría. Es alarmante que tengan que echar mano de mitos tan desgastados y con tan escasa credibilidad, porque demuestran el gran desprecio que sienten por los ciudadanos que degradan a la condición de meros consumidores. Porque la antigua URSS ya no es comunista, ahora se llama Rusia y es una república capitalista, por tanto ya no entraña ningún peligro de contagio de la peste comunista.

Rusia  es ahora una gran potencia capitalista y, como tal, compite en los mercados internacionales. Con un nivel de corrupción similar al del resto de los países occidentales y un sistema democrático con parecido nivel de deterioro, es simplemente un competidor con USA en la lucha por el dominio de los mercados y tiene al menos dos opciones: asociarse con la UE o hacerlo con China. Habría que pensar cual de las dos nos interesa más.

La armada mediática inventa mentiras como la de los hackers -al menos los sobrevalora- o como el apoyo de Putin a la independencia de Cataluña, ocultando sus negativas valoraciones sobre la estancia de Puigdemont en Bélgica. Y la OTAN actúa en la sombra en la misma dirección.

La mafiosa e impopular Unión Europea está alineada con el imperio USA y se suma a esta campaña de descrédito contra Rusia y su presidente, pero para los españoles podría ser un mal menor una alianza de la UE con Rusia que supondría la única posibilidad de contrarrestar la hegemonía económica, cultural y política norteamericana. Aunque esto no lo podría tolerar Alemania que perdería así su dominio sobre la UE.

Pero en los mapas de Europa, incluso en el franquismo, siempre aparece Rusia y el muro de Berlín cayó hace muchos años. Como decían en el 15M, queremos mentiras de más calidad y políticas menos mafiosas.

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