Independencia

El simulacro de independencia protagonizada por algunos políticos catalanes, ha sido un despropósito con muy difícil justificación. Pero los deseos catalanes de secesión podrían ser una respuesta (no muy acertada) a los recortes producidos por una crisis que ha sido una verdadera estafa.

Meter en la cárcel a sus dirigentes cuando aún están libres muchos e importantes políticos corruptos también tiene difícil explicación.

Joaquim Bosch, portavoz de Jueces para la Democracia, siempre equilibrado en sus valoraciones, se ha visto obligado para defender esta decisión judicial, a recurrir al ejemplo del encarcelamiento de los titiriteros, que el mismo juez puso en la calle en virtud de los recursos que interpusieron a su sentencia.

La magistrada que ha mandado a la cárcel a estos políticos, con la chacota correspondiente por parte de algunos agentes de la Policía Nacional, es la misma que, no hace mucho, calificó como terrorismo una pelea en Alsásua, a altas horas de la madrugada en una discoteca, en la que participaron dos guardias civiles y algunos jóvenes de la localidad.

La independencia de Cataluña no resulta creíble, pero la independencia de la Justicia Española que menciona a diario el gobierno de Rajoy tampoco tiene demasiada credibilidad, con un Fiscal General del Estado impugnado en el Congreso y con tanto pepero corrupto en la calle. Como la profesionalidad no partidista de la gestión del Ministerio del Interior.

Quedan aún resquicios de esperanza cuando ocurren cosas como la detención hoy de un importante comisario jubilado, que metido en tantas causas de corrupción policial desde los tiempos del franquismo, por fin ha sido detenido. Pero siguen aún en la calle conocidos torturadores protegidos por el gobierno.

Esto parece la larga marcha hacia la dictadura, porque la presencia en democracia de presos políticos asombra hoy a la mayoría de los países de nuestro entorno.

Es cierto que los banqueros de Nueva York ya denunciaron en los años 70 que había un exceso de democracia para sus negocios, pero los políticos corruptos están favoreciendo a los banqueros, mientras se llenan sus bolsillos y evitan entrar en la cárcel.