La política en España se está evidenciando como puro teatro, con amplia escenografía mediática, para el antiguo bipartidismo que se resiste a morir.
PSOE y PP “negocian” la actualización del Consejo del Poder Judicial, como manda la Constitución, sabiendo que el PP no puede negociar porque le va la vida en dominar el gobierno de los jueces. Con una corrupción asfixiante y una retahíla de juicios pendientes, si no controla los tribunales no tiene salvación.
Las dos únicas puertas de escape podrían ser: un Golpe de Estado o entrar en el gobierno. Como la segunda opción parece más factible, están en ello y , a falta de votos, exige la salida de la izquierda para formar parte de la coalición.. Ellos gobiernan con la ultraderecha, pero no aceptan la izquierda moderada que llaman ultraizquierda. La derecha tradicional, como antiguos tenderos, siempre ha tenido dos varas de medir: una para lo suyo y otra para los demás.
Además, ahí se encontrarían con la ayuda de los dinosaurios del PSOE, que también están interesados, porque la puesta al día que se está pidiendo de las instituciones tras cuarenta años de inmovilismo, podría llevar a revisar cruentas páginas de la Santa Transición, como el GAL, y eso tiene histéricos a los antiguos líderes y sus peones. Incluso parte del gobierno, que podría mejorar sus posiciones en la cola de las puertas giratorias.
Por eso la dificultad para “europeizar” la ley franquista de Secretos Oficiales, que podría poner en entredicho a algunos políticos, policías y jefes militares o la propia Constitución, que en otros estados europeos han modificado repetidas veces y aquí es sagrada, como otras instituciones religiosas inmutables, según parece.
Los atajos de la Transición, que regalaron certificados democráticos a instituciones franquistas, como algunas universidades regalan masters, ahora son barreras que defienden los privilegios de los de siempre.
Y las leyes mordaza, por si alguien levanta la voz, y las Reformas Laborales, que estrangulan el consumo, ahí siguen.
Más claro el agua, me encanta lo qué escribes es lo qué pensamos muchas personas.
Cuando seremos un país democrático de verdad, qué no manden los de siempre.