Los madrileños llevamos muchos años respirando aire venenoso. Se calcula que 3000 personas mueren aquí cada año por esta causa. El ayuntamiento del PP fue amonestado y multado muchas veces, por parte de organismos de la Unión Europea, y la única medida que tomó fue cambiar de lugar los medidores de contaminación poniéndolos en los parques.
Cuando el actual ayuntamiento toma una medida eficaz, como se ha visto en otras ciudades europeas, la Comunidad de Madrid quiere anularla y solivianta a sectores económicos para que protesten por ello, poniendo el beneficio económico por encima de la salud de los ciudadanos. La armada mediática favorece ese juego porque son cómplices en el negocio.
La sanidad privatizada se verá favorecida por el aumento de enfermos y la mejora en la salud de la población mermaría sus beneficios. Como para las farmaceúticas, la enfermedad es un negocio como otro cualquiera.
A eso apuesta la derecha cerril. Ni siquiera se espera a que pasen unos meses para ver los resultados. Se oponen a todo lo que no hagan ellos mismos porque se consideran los dueños de la finca, como en el franquismo. Han tratado de convencernos de que sus nefastas medidas económicas son las únicas posibles y cuando la izquierda demuestra su falsedad se revuelven rabiosos porque se ven con el culo al aire.
¿No puede haber una derecha razonable y democrática?