Es evidente que todos estamos contra los terrorismos, pero me parece conveniente y sano distinguir sus distintas modalidades.
Hablar de Guerra Santa, como hace el escritor Pérez Reverte, que a pesar de haber escrito mucho de Historia parece que no se ha enterado de nada cuando de habla del Estado Islámico o del yihadismo, es quedarse en la superficialidad de la información televisiva o en la manipulación de la prensa comercial.
Había unos pocos estados laicos en Oriente Medio y Norte de África, pero Occidente y la OTAN se los han ido cargando (Irak, Egipto, Túnez, Siria …) con la ayuda y complicidad de Arabia Saudí, Qatar, Israel … Es cierto que no eran democráticos, pero ¿hay algún estado democrático en Oriente Medio o el Norte de África? Imposible, porque no hay ni nivel cultural, ni nivel económico en la población, que son requisitos indispensables según detectó Galbraith cuando fue embajador de EEUU en la India. No son democráticos porque las élites acaparan los beneficios económicos de la producción y mantienen a la población en la pobreza y la ignorancia.
Las minorías musulmanas en los países europeos son los emigrados de esas tierras en busca de supervivencia y marginados aquí por culpa de la “brecha social”. Algunos, desesperados por su imposibilidad de sobrevivir, acaban en el yihadismo.
Es el terrorismo económico de los gobiernos y la lucha por el control de los mercados de los grandes grupos multinacionales (petróleo, gas, armamento, energía nuclear …) la causa del terrorismo que llaman “islamista” para despistar. El Islám no es una causa, es un pretexto. Luchemos contra la brecha social democratizando los gobiernos y controlemos democráticamente (con una ONU y una EU democráticas) los mercados y acabaremos con muchas formas de terrorismo. Hay mucha “mano derecha” detrás del yihadismo.