Al imperio USA no le importa la moralidad de sus dirigentes. Importa que defiendan los intereses de los que han pagado para que sean elegidos: “Es el mercado, amigo”.

El proceso ha sido claro: hay un concurso de “donantes” y los dos candidatos que más capital reciben son nominados candidatos reales, los demás quedan descartados.  Los elegidos: Un delincuente y un anciano con bajas capacidades cognitivas. No necesitan gente que piense, quieren obedientes en situación precaria “por si no lo hacen bien”. Que hubiese que cambiar al anciano no tuvo mayor importancia, las tecnológicas ya estaban apoyando a Trump.

Esto no es nuevo. Ya hubo antecedentes en la presidencia del FMI cuando eligieron a Rodrigo Rato, Dominique Strauss-Kahn y Christine Lagarde, todos con problemas con la justicia. Los dos primeros tuvieron que dimitir, la señora Lagarde empalmó con el Banco Central Europeo y ya veremos si cuando salga ha caducado el proceso por su actuación como ministra de Nicolás Sarcozy.

Por fin, la Plutocracia: el gobierno de los ricos. Antes mandaban pero no gobernaban. Ahora lo hacen con todas las de la Ley.

Veremos los resultados, porque todos los ricos no tienen los mismos intereses y además son muy competitivos, por eso son tan ricos, veremos si son capaces de repartirse el botín o llegan a las manos. Se trata de la evolución lógica, una nueva fase, del Neoliberalismo que pone la Empresa por encima del Estado.

Veremos cómo funciona esto pero, por favor, que no nos digan que es democracia.