La OTAN, como lobby principal de la industria armamentística norteamericana, ataca nuestra economía. Está exigiendo que se le pague el 5% del PIB, cuando antes pedía el 2%.

Este gasto innecesario, porque a nuestros enemigos se los ha inventado la propia OTAN para justificar su existencia y sus exigencias, irá en detrimento de nuestro necesario gasto social o de una mayor deuda pública que siga enriqueciendo a los bancos y empobreciendo a la mayoría de españoles y españolas.

Además nos envenena. Las fuerzas armadas son el grupo más contaminante y si a eso se suma la energía nuclear de su armamento y la propagación que promueve de este tipo de energía que contamina eternamente y supone un gasto enorme y superfluo, convierte a estas armas que dicen defendernos en nuestro mayor peligro.

Y para defender su propia necesidad creará nuevos conflictos. Hemos visto como resucitaba una OTAN casi muerta con la “aparición” de las guerras de Ucrania y Palestina. Habrá muchas más, porque la industria armamentística las necesita y tendremos que pagarlas incluso con nuestra sangre, si así lo deciden.

Con su sola existencia, la OTAN ataca nuestra economía, nuestro planeta y nuestra salud y crea una enorme inseguridad. ¿Quién la defiende?

A la defensa de los intereses de los más ricos, lo llaman “defender la Democracia”. Humillante.