Un año le ha costado a la hija del rey llegar a Alférez, cuando a sus compañeros les puede costar cinco o seis. Además recibe la Gran Cruz del Mérito Militar (no sé qué es Mérito Militar, ni por qué es una cruz, pero parece importante). Que en vez de una Matrícula de Honor, le den una cruz, queda raro, pero la sangre real no es como la de los demás. Además, su padre es el Jefe de las Fuerzas Armadas, él sabrá. En todo caso, en las Monarquías absolutistas o poco-constitucionales españolas, los Austrias y los Borbones, los reyes eran jefes supremos y la aristocracia ostentaba los cargos en los ejércitos.
Pero que en un sistema político, que se dice democrático, las Fuerzas Armadas estén en manos del único gobernante que no se elige, que es “inviolable y no está sujeto a responsabilidad” (Art. 56.3 de la Constitución), cuando menos es para pensárselo y, por lo menos, preguntarse ¿por qué las Fuerzas Armadas no dependen de la soberanía nacional que “reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado” (Art. 1.2 de la Constitución)?.
¿Por qué las Fuerzas Armadas, al menos aparentemente, quedan al margen de la “soberanía nacional”? La “soberanía económica” se la llevó la Unión Europea.
Tal pareciera que una mano negra (con muchísimos dedos, seguramente) ha querido garantizar que sus “intereses” quedan protegidos por la fuerza de las armas. ¿Contra quién?
En la sociedad actual, ver al rey con uniforme militar, a los que hicimos “el servicio militar obligatorio” nos da “cosa”.