San Isidro labrador

No me gusta este santo cuyo milagro más conocido es que los ángeles le hacían su trabajo agrícola mientras él rezaba. Seguro que Ayuso es devota de él, que se tomaba la libertad de no trabajar cuando quería, y esto creo que lo debe hacer con frecuencia la huéspeda de Sol, a juzgar por los resultados de su desgobierno. También lo han adoptado muchos curas y frailes, que viven de nuestro trabajo mientras rezan (en Cuelgamuros tenemos un ejemplo que clama a La Moncloa). Este tipo de cosas hace tiempo que tienen un nombre: explotación o esclavismo, según el grado.

No obstante, todos tenemos nuestras contradicciones. Soy ateo desde hace más de 50 años y en 1969 estaba de maestro en un pueblo un poco aislado de Cantabria (a 9 km de la carretera general). Compartía pensión con el cura, un simpatizante de ETA que su obispo había mandado allí a “refrescar”, y nos llevábamos bien. Él me enseñó unos versos que supongo que serán una oración: San Isidro labrador / pájaro que nunca anida / no pegues más al chiquillo / que ya apareció el peine. Me gusta, tiene la lógica propia de todas las oraciones pero es más divertida.

De vez en cuando la recuerdo y me acuerdo también de Josechu, que marchó a El Salvador, a una zona donde había varios curas vascos casados, que ejercían su labor y tenían a raya a los terratenientes. Josechu también se casó y no he vuelto a saber de él. Quizá el Papa polaco acabó con todos ellos, como intentó, y casi consiguió, con la teología de la Liberación.

Un comentario sobre “San Isidro labrador”

  1. A mi tampoco me gustan los santos. Solo han servido a los poderosos para someter a la población, haciendo tragar ruedas de molino, haciéndoles creer aquello que les venía bien. Si hacéis lo que os digo, iréis al cielo, si no iréis al infierno.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*