Desde que el poder económico compró, en el mercado libre, el poder político (por corrupción) y el poder mediático (por las enormes deudas contraídas en la globalización, la digitalización y la crisis de 2008 que tumbó la publicidad) como órgano de propaganda y desinformación; el poder político hace como que manda y gestiona, pero siempre al dictado y en beneficio del poder o los poderes económicos. Será por eso que cada vez hay más actores que pasan a hacer de políticos.
En este momento, nos encontramos con que el “complejo industrial-armamentístico”, en palabras del general y expresidente de EEUU Eisenhower, por medio de su agente comercial OTAN, con la ayuda de la oligarquía de las energías petrolero-gasísticas, han provocado un conflicto en Ucrania arrastrando a Europa a una guerra, que se desarrolla en su propio territorio y que será desastrosa tanto para Ucrania como para Rusia y Europa.
Las sanciones “aconsejadas” por el “Padrino americano” perjudican a la población europea, tanto como a Rusia y el comportamiento de los que gobiernan la UE, Borrell incluido, sólo se entiende desde la escalada hacia las puertas giratorias. El seguimiento ciego de las instrucciones de EEUU por parte del presidente de nuestro gobierno (armas a Ucrania, Sahara para Marruecos…) puede entenderse en el mismo sentido.
Hace muchos años que Willy Brandt y otros políticos europeos proponían una Europa desde el Atlántico hasta los Urales, pero al Imperio Americano no le conviene porque va contra su hegemonía que, aun así, va en caída libre.
Los políticos de gobierno «actúan» con un libreto, que algunos hasta ignoran quienes lo han escrito, otros lo saben muy bien. La población europea pagamos la fiesta, porque como dice El Roto, sabemos quiénes son los buenos y los malos, pero no quién dirige la peli.
Pagaremos más por lo mismo que antes, mientras nos recortan los derechos, para engordar a los multimillonarios y las colas del hambre.
Lo llaman democracia y es pura farsa. Se ríen de nosotros.
Los gobernantes de la UE que no se posicionan activamente en contra de la actitud militarista y la nunca vista violenta y rabiosa enemistad contra Rusia son ignorantes, malvados cobardes y traidores a la Europa de occidente general y a sus respectivos países en particular. No sé de ninguno que esté oponiéndose. ¿No se oponen porque son ignorantes? ¿No saben que las “sanciones”- de una violencia extrema, que rezuman un odio inaudito, son pura venganza, terribles palos de ciego que recibiremos aquí tanto o más que los rusos, que nos van a doler más a la gente de a pié aquí que cualquier crisis económica que hayamos conocido? ¿No saben que con sus “incautaciones” están cometiendo un robo descarado de lo que en otros casos consideran “sagrada propiedad privada”? ¿No sabe que enviar mortíferas armas sin saber a qué manos van a parar es echar aceite al fuego, alimentar el terrorismo que tanto dicen aborrecer y prolongar el conflicto con la consiguiente destrucción de vidas? No pueden ignorar que eso es lo que están haciendo y permitiendo. Y “aceptar este precio” para “debilitar” a Rusia, con toda la destrucción y el horror que acarrea para tantos hombres, mujeres y niños es de una maldad que nunca veremos reportada en nuestros telediarios y nuestros medios de difusión de mentiras y medias verdades; “nuestros” que son de ellos, claro. Para la población de la Europa al oeste de Rusia esta cobardía y traición suprema conducirá a un profundo trastorno social que ni podemos imaginar todavía.