Anda revuelto el gobierno de Sánchez y este ministro -¿le conocen?-, ha querido poner las cosas en su sitio. Es decir, en el sitio suyo defendiendo a las grandes empresas. Por eso ha llamado la atención del ministro de Consumo por meterse en sus atribuciones. Ya que entiende que la agricultura y la ganadería son cosa suya.
Nos ha jodido bien, porque si no quiere que Consumo defienda nuestra salud, cosa que cada vez hacen menos los responsables del sistema sanitario, y se manifiesta negacionista de la contaminación que producen las macrogranjas, (seguro que no lee el artículo de hoy en elD.es titulado España incumple sus propios límites de emisión de amoniaco desde hace 10 años por el ‘boom’ de las macrogranjas) nos están envenenando y nos estamos quedando sin salud y sin derechos. El PP, en su línea, ahora niega que haya macrogranjas.
Cada vez parece más claro que el gobierno está dividido: una facción a favor de las grandes empresas y la otra defendiendo los derechos sociales. Como esa lucha, en el mundo mediático, se da entre el 90% y el 5% y otro 5% (así a ojo) que ni sabe ni contesta mientras se dedica a los crucigramas, tanto las políticas como la desinformación nos resultan desfavorables. Que los medios públicos entren en el 90% que va en contra nuestra, resulta doloroso porque los pagamos nosotros, ya que las grandes empresas tributan más bien poco.
No obstante, estos días, varios periodistas -de la información digital, sobre todo-, muestran su alarma porque sin una información de calidad no puede haber democracia. Esperemos que sigan avanzando en esa linea y acaben reconociendo que sin derechos tampoco, que mandando las empresas del IBEX más que el gobierno tampoco y que hace ya unos años, el economista y escritor José Luis Sampedro dijo que con este sistema económico no hay democracia en ningún lado.
El “Senado Virtual”, que dice Chomsky, ha convertido esto en un teatrillo en el que hay que fingir lo de la “democracia plena” que dijo Sánchez y que no estamos tan mal.
La experiencia nos enseña que cuando la izquierda no está en la calle, la ocupa la ultraderecha. Así de claro.
Pedro Ken Sánchez, de Matell…Muñeco de cerebro vaciado, como la Ayuso… Más de lo mismo.
Muy clarito esté artículo.
La pena qué en las urnas no voten con coherencia y voten a los qué solo les interesa el poder y el dinero.