En 1949, EEUU estaba lanzando la Guerra Fría y el senador Mc Carthy (con el joven Nixon en su equipo), encarcelando con su famosa “Caza de brujas”, a todo intelectual y artista que oliera a comunismo que, en aquellos años, abundaban en el país.
En ese contexto, Einstein, judio alemán refugiado allí, como tantos, huyendo del nazismo, publica un artículo titulado “¿Por qué el socialismo?
Comienza justificando que aunque no sea experto en cuestiones económicas y sociales puede opinar sobre el socialismo. Después explica como las élites se aseguraron el monopolio del control de las tierras y con los sacerdotes controlando la educación establecieron la división de la sociedad en clases.
Resalta la importancia de la persona como ser social y su dependencia de los demás: “Es la sociedad la que provee al hombre de alimento, hogar, herramientas de trabajo, lenguaje, formas de pensamiento, y la mayoría del contenido de su pensamiento; su vida es posible por el trabajo y las realizaciones de los muchos millones en el pasado y en el presente que se ocultan detrás de la pequeña palabra sociedad.” Para llegar a la conclusión de que: “La anarquía económica de la sociedad capitalista tal como existe hoy es, en mi opinión, la verdadera fuente del mal.”
Habla de la financiación de los partidos por el capital privado y su control de las “fuentes principales de información” lo que hace imposible que los ciudadanos obtengan conclusiones objetivas y puedan hacer un uso inteligente de sus derechos.
Muchas de sus ideas las expuso Marx 100 años antes, pero él las ve en la sociedad norteamericana del momento y las expone con una claridad demoledora.
Un texto, poco conocido o quizá bastante ocultado, que se puede encontrar en internet. El que he encontrado está publicado por la Revolución Bolivariana en 2009.