Muchos nos estremecimos con las fotos de Abú Ghraib de torturas realizadas por los norteamericanos en la invasión de Iraq.
Esas fotos, secretas, por supuesto, junto con otra documentación sobre crímenes de guerra, fueron filtradas por la exanalista de inteligencia del Ejército estadounidense Chelsea Manning, a Wikileaks, por lo que fue condenada a 35 años de cárcel e indultada por Barack Obama en los últimos días de su mandato.
Ningún criminal de guerra fue juzgado. Aquí tenemos el caso Couso, fotógrafo español asesinado por soldados norteamericanos cuando sacaba fotos desde el balcón del hotel.
Wikileaks -Julian Assange, australiano- envió dicha documentación a grandes periódicos, entre ellos El País, que publicaron lo que les pareció. Desde ese momento fue perseguido por los servicios secretos norteamericanos que lo acusaron falsamente de violación en Suecia, con documentos manipulados por la policía sueca.
Tras el robo de sus ordenadores, llega a Londres y se refugia en la embajada de Ecuador (en tiempos del presidente Rafael Correa). Ahí pasa varios años encerrado y la empresa española contratada por Ecuador para protegerlo, se vende a la CIA y pone micrófonos por todas sus dependencias para que los americanos le puedan controlar.
Cuando el presidente Correa cesa, los norteamericanos compran al actual Lenín Moreno que le retira la protección diplomática y es detenido por la policía británica.
Los norteamericanos piden a Gran Bretaña la extradición a EEUU y estos días un tribunal británico lo ha denegado. EEUU tiene catorce días apara reclamar.
El Diario.es publicó el 26 de febrero una larga entrevista con el relator especial de la ONU para casos de tortura, de donde he sacado toda esta información, que pone los pelos de punta sobre los abusos de poder de la administración norteamericana y su total ausencia de respeto a los derechos humanos y, lo que quizá sea peor, la complicidad de los medios de comunicación para ocultar y falsear la información.
En este enlace se puede encontrar dicho artículo.
En España se nota poco la protesta en defensa de la calidad de la información de los medios españoles que, en su mayoría, han ocultado o tergiversado esta historia. Se ve que estamos entretenidos con el virus.