para embaucar al personal y distraernos de los problemas que nos producen sus amos (banca y grandes corporaciones).
La campaña de intoxicación, simplista y afectiva, para endiosar a Maradona es insoportable. Claro que esos medios se dirigen a la gente que se lo traga todo: antes era carne de cañón y ahora carne de bulo. Es posible que muchos periodistas lo hagan de corazón, también son carne de bulo. La precarización laboral es lo que tiene, lo destroza todo.
En lenguaje castizo, accionistas y grandes anunciantes son el torero, los medios el “engaño” y nos utilizan como toro y se hartan de banderillas, pero no es por divertimento, es por el beneficio.
La Iglesia, como propagadora de mitos para conseguir masas sumisas, ha perdido gran parte de su eficacia. Quedó obsoleta. En el siglo XXI sigue con el logo de hace mil años.
El capitalismo salvaje, que llaman neoliberalismo, ha desposeído a la Iglesia de su función para dársela a los medios de comunicación reformateados en medios de intoxicación.
El pensamiento mítico, que antes se imponía con las armas, es lo contrario de la racionalidad y el pensamiento científico. La Inquisición duró en España hasta bien avanzado el siglo XIX. Por eso Goya murió en Burdeos.
Ahora el arma fundamental es la intoxicación, para ello están privatizando y deteriorando el sistema educativo y la cultura, fomentando el informalismo, el puro sentimiento -que es pura adhesión- y la nada mediática, para incrementar el número de analfabetos funcionales, que son sus víctimas más fáciles.
El objetivo: erradicar el pensamiento crítico para seguir robándonos y que nos parezca bien.
El Estado, ni está ni se le espera. Incapaz de garantizar techo (ver el problemazo para prohibir los desahucios) y comida, se va a preocupar por la Justicia y los derechos ciudadanos.
Mientras tanto, la caverna exige más religión en las escuelas y más enseñanza concertada, religiosa a ser posible. Como en el XIX.