La Toja fué un balneario de élites que entró en decadencia y el nuevo dueño, para promocionarlo, ha convocado un foro presidido por el exministro del PP Josep Piqué en el que han participado muchos de los que mandan en este país. Las élites necesitan acordar, de vez en cuando, qué decisiones deben imponer al gobierno.
Ha sido muy comentada la larga charla pública -casi dos horas- de M. Rajoy y F. González que éste comenzó diciendo, según El País, «Olvidémonos del sentimiento trágico de la vida tan tradicional en España, porque tan diferentes no somos» y tiene razón, a eso ha llevado el bipartidismo. También se ha comentado que últimamente hablan entre sí con frecuencia, así como es conocida la frecuencia con que González comparte escenarios con Aznar.
En ella, defendieron implícitamente el bipartidismo y llegaron a insinuar la conveniencia del gobierno de coalición. Otro tema con el que estuvieron de acuerdo es que en España se está castigando excesivamente la corrupción, González reconoció que al final de su gobierno hubo algunos casos pero, como dice la Madre de las Ranas, él tampoco se había enterado de nada.
Casualmente, coincidiendo con estas declaraciones, Rivera ha dado un nuevo giro y ahora está dispuesto a pactar con Sánchez. Errejón está haciendo un partido inspirado en el Demócrata norteamericano, así que todos van en la misma dirección. Poderoso caballero es Don Dinero.
Se lleva mucho tiempo hablando de un pacto por la Educación, que yo considero innecesario porque las nuevas leyes que surgieron después de la de F. González coincidieron en tres cosas fundamentales: la finalidad de la educación ya no es el desarrollo de las capacidades de la persona, sino su adaptación al mundo laboral, es decir, convertirlo en un disciplinado obrero o en un ingenuo emprendedor. La educación al servicio de la empresa, no de los ciudadanos. La segunda es aumentar la privatización fortaleciendo la enseñanza concertada y la empresarial y la tercera asentar la Religión como asignatura. A los partidos que han coincidido en esto no se les puede pedir otra cosa.
Es más fácil que, los que mandan realmente en los partidos “constitucionalistas” -incluído el PSOE- acuerden un pacto sobre la corrupción para aligerar el trabajo de la agobiada Justicia y “pelillos a la mar”.