La doctrina del shock que denunció hace años Naomi Klein, que explica que para aplicar a la población medidas que la perjudiquen antes hay que acojonarla, sigue funcionando con los fantasmas de siempre.
Hace muchos años que cesó el terrorismo de ETA y la derecha sigue utilizando ese fantasma para tratar de conseguir sus propósitos. Ahora son los presos que salen tras cumplir su condena y que la derecha cerril sigue utilizándoles para sus propósitos como si fueran terroristas. Podrían buscar nuevos espantajos pero siguen con los de siempre.
La derecha, por encargo de sus jefes -económicos, por supuesto- tiene que aplicar medidas impopulares: defender el fraude fiscal y bajar los impuestos, extender el empleo precario, hacer gastos armamentísticos sin ninguna necesidad, favorecer la especulación con la vivienda … y, para ello continúa con la estrategia franquista del poli bueno (el que hace como que dialoga) y el poli malo (que da las hostias sin preguntar).
En estos momentos, el poli malo es el PP -vaya desastre las políticas de Rajoy y Aguirre- y el poli bueno lo hace el PSOE. Que trabajan en equipo se ha visto en los últimos actos de investidura y hoy mismo en el ayuntamiento de Madrid votando conjuntamente a favor del gran pelotazo del BBVA en la operación Chamartín.
Queda el poli tonto, que hace Ciudadanos corriendo de aquí para allá, como pollo sin cabeza. Está con ellos, pero cambiando de papel continuamente.