Haz que pase ¿qué? ¿quién?

El deterioro de la democracia liberal ha llegado a tal punto que los partidos de gobierno ya ni se molestan en explicar su programa electoral. Recurren a eslóganes ambiguos y así el programa no será un problema para después hacer lo que les manden los poderes fácticos. Carmena lo dijo al llegar a la alcaldía: el programa es una referencia. Se está llegando a un desprecio tal de los electores que resulta ofensivo.

El programa debería ser, por ley, de obligado cumplimiento y castigada su violación, con revocatorio a mitad del mandato, como en la democracia participativa de varios países latinoamericanos. Porque esa sería el arma de los votantes para que no nos engañen desde el principio.

El problema real es que los partidos de gobierno elaboran sus programas, no desde nuestras necesidades, sino desde el marketing; lo que evidencia que dependen más del mercado que de los ciudadanos. 140 ministros y altos cargos han cruzado las puertas giratorias en los últimos 4 años. Esa es su meta. ¿Quién ha autorizado a Borrell a que apoye en Washington el golpe de estado de EEUU sobre Venezuela? ¿Qué ha ido a pedir a cambio?

Saben que no tienen poder, que son los “encargados” de las mafias financieras, y ya no disimulan, actúan sin complejos y se burlan de los votantes que ya no somos ciudadanos, sino simples consumidores.

La solución es no votarles, votar a los que aparentemente no podrán llegar al poder, salvo que les votemos mucha gente. El voto útil ha mantenido el bipartidismo y la corrupción durante cuarenta años.

El nuevo bipartidismo será la coalición PSOE-Ciudadanos, la “Gran Coalición” ante la caída del PP, y no seguiremos igual, seguiremos yendo a peor: Más desigualdad y más pobreza.

Claro que hay que votar, pero a la izquierda trasformadora que es la que puede revertir la situación.

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