Cuando el arte trata de representar la realidad y lo consigue, la realidad acaba pareciéndose al arte. En eso consiste su capacidad transformadora.
Esto ha ocurrido con nuestros “paisajes cotidianos” que durante tantos años ha estado dibujando Forges. Concha con el libro y Mariano con el fumbol de la tele es el “paisaje” de millones de hogares. Los blasillos caminando por el páramo y lamentándose puede ser la imagen de cierta izquierda. Los naúfragos tratando de sobrevivir en su pequeña isla parecen el precariado abandonado por los sindicatos y los servicios sociales …
El País pierde uno de sus pocos atractivos. Es curioso el deterioro paralelo de El País y del país. El primero por causa del neoliberalismo que defiende y propaga (se envenena con su propia medicina), mientras que el segundo sólo lo sufre con (demasiada) paciencia. Mañana, Forges ya no estará allí y es una pena porque algo de nosotros mismos se ha ido. Nos queda El ROTO, que también lleva muchos años hablando de nosotros, pero parafraseando al personaje de “Amanece que no es poco”, nosotros somos contingentes pero Forges es necesario.
Ayer entró la censura en ARCO, una de las ferias de Arte más importantes de España, ¿será eso lo que le ha animado a irse? Su viñeta de hoy es bien expresiva.
España ya no es país para gente honesta. Forges quizá se ha ido a tiempo.
Quedamos huérfanos de humor
La primera vez que conocí a Forges estaba en su mesa de trabajo y me dijo: «Para que luego digan que utilizo «negros». (Evidentemente se refería a que todo lo hacía él.) Luego tuve ocasión de recibirle en nuestra casa de acogida de gente marginal y a los dos o tres meses nos pagó la restauración del tejado.
¡Gracias y hasta la vista, Maestro!
También he tenido ocasión de hablar largo con El Roto, y su lucidez te deslumbra. ¡Gracias Maestro!
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