En momentos como este, de gran presión mediática (los medios hacen caja) y política (los gobernantes aprovechan para conseguir mayor poder de represión con el fantasma de la seguridad), me gustaría recordar que:
El terrorismo actual (el yihadista y el marginal de los “piraos”, que es el que más abunda en EEUU y comienza en Europa) se basa en la desigualdad económica y en la falta de medios de vida y de integración social, para gran parte de la población: la desesperación que produce la brecha social. El aumento del número de personas en riesgo de exclusión. En este caso son musulmanes con pasaporte español, es decir, españoles no “moros”.
Los mayores grupos de terrorismo islamista (Al Qaeda, Daesh-Isis …) fueron creados por USA para apropiarse de los recursos naturales de los países árabes y, una vez que se han revelado y enfrentado a sus creadores, ahora son financiados por Arabia Saudí para defender sus propios intereses. No es una guerra religiosa, es una guerra por el control de los mercados.
No hay ningún país árabe que tenga niveles de democracia y de cultura aceptables. Sus oligarquías fomentan el analfabetismo y la religión como instrumentos para dominar y explotar a sus poblaciones (en Europa se hizo lo mismo durante muchos siglos). Por eso tienen que emigrar. En esa estrategia, dichas oligarquías se ven apoyadas por las grandes potencias occidentales porque coinciden en sus objetivos: la explotación, en beneficio propio, de los recursos naturales de sus países.
Los gobernantes de los países occidentales aprovechan el terrorismo para generar miedo y fortalecer sus políticas represivas y socavar la democracia porque así encuentran menos dificultades para ampliar sus políticas económicas que aumentan la desigualdad. A la vez, piden unidad contra el enemigo “exterior” para intentar demostrar que los culpables no son ellos mismos.
Para esto, se fomentan las políticas desinformativas que centran la atención de los ciudadanos en el dolor de las víctimas, en lugar de hacerlo en la raíz del problema: que las causas del terrorismo son la desigualdad económica, la falta de medios de vida que se apropian las oligarquías y la incultura que dificulta la integración social.
El capitalismo salvaje es el principal culpable del terrorismo.
Se necesita solidaridad no sólo con las víctimas del terrorismo, también con las víctimas de los recortes sociales (desahucios, pobreza energética, etc.).