Israel y Arabia Saudí son dos de los países que brillan por su desprecio y sus ataques a los derechos humanos, pero ni la ONU, ni el Banco Mundial, ni el FMI, ni la Unión Europea … les dicen nada porque son los sicarios de las grandes corporaciones.
Ahora van contra Venezuela porque las grandes petroleras yankis no pueden soportar que el petroleo venezolano se emplee para mejorar la salud y la educación de los venezolanos más desfavorecidos. Quieren volver a la etapa anterior como cuando Carlos Andrés Pérez, el padrino de Felipe González, se lo regalaba a ellas.
A estas alturas del capitalismo salvaje, hablar de democracia es estar en el Limbo porque, con el hambre que está generando la desigualdad, lo más que se puede pedir es Derechos Humanos. Estamos en manos de saqueadores.
Todo esto no se podría mantener sin la OTAN y la Armada Mediática (los grandes medios de comunicación en manos de la banca y las finanzas). Por eso nos machacan todos los días con Venezuela y Corea del Norte, en vez de reclamar medidas contra las políticas económicas criminales que generan pobreza.
Porque la pobreza mata.