Ayer hubo movida en la Universidad Autónoma de Madrid. Un grupo de estudiantes boicotearon un acto en el que iba a intervenir el dúo financieromediático Felipe González – Juan Luis Cebrián.
Hoy, de mañana, han atacado en tromba en la SER sus seguros servidores: Pepa Bueno, Jabois y hasta el viejo Iñaki Gabilondo, al que ni la edad le ha podido dar independencia. Las razones, las mismas en los tres casos: hay que dejar hablar a las personas y discutir sus argumentos.
Pero González y Cebrián no son personas normales. Son representantes de intereses financieros, tienen el altavoz y el micrófono en la mano y disponen de uno de los grupos mediáticos más poderosos. No se les puede rebatir de viva voz, porque no sería un diálogo equilibrado que ellos no permiten porque no les interesa.
Además, ellos tampoco dejan hablar a los demás. Hace poco, cuando se descubrieron los documentos de Cebrián en los papeles de Panamá, como gerente de PRISA, prohibió a los periodistas de SU grupo que colaboraran con la Sexta que los estaba difundiendo.
El PAÍS ataca en su editorial: “Impedir con violencia el ejercicio de la libre expresión en la Universidad es una grave amenaza a la democracia”. Pero este periódico cuyos accionistas de referencia son dos fondos USA, no está legitimado para hablar de democracia, porque él mismo no permite la libertad de expresión.
Lo de ayer no puede ser una amenaza para la democracia porque en España no hay democracia, sólo un simulacro por parte de los poderes establecidos. Sólo hay que ver como están influyendo en la formación del nuevo gobierno. No puede haber democracia mientras existan la Ley Mordaza y la opacidad de las instituciones públicas.
Todo esto lo explica hoy Forges, en una sola viñeta, en el mismo diario.
No puede haber democracia en un país que carece de medios democráticos. Un país sin un órgano que garantice la calidad de la información, es una dictadura en manos de las mafias financieras propietarias de los medios.