El gobierno del partido más corrupto se niega a ser controlado por el Congreso como dicta la Constitución. El Congreso reclama la presencia de algunos ministros para que informen de sus gestión y estos se niegan contra los argumentos de expertos constitucionalistas.
Un Gobierno, supuestamente democrático, declarado en rebeldía es algo incomprensible en los países desarrollados.
Un expresidente del gobierno evadiendo impuestos y un ministro que miente con naturalidad, después de cargarse las energías alternativas y facilitar los abusos de las grandes energéticas, es una vergüenza para el país.
Este es el régimen del 78. Ya está bien.