Hoy la grandeza de España es un palacio de cartón-piedra construido por los americanos para una película de la Bronston.
El inquilino de la Zarzuela nos contó anoche un cuento navideño que tiene con el país en que vivimos la misma relación que los musicales de la Gran Vía o los Telediarios de la 1.
No hay más que cotejar las preocupaciones que mostraba el discurso con las encuestas del CIS para ver que el rey concuerda con las empresas del IBEX 35 y observa los problemas de los españoles desde el Salón del Trono del Palacio Real.
Decir que el Palacio Real es de todos los españoles es ignorar la España de los desahucios, del aumento de la pobreza y del enriquecimiento de unos pocos. El complejo Palacio Real – Catedral es el símbolo de una España gobernada por la aristocracia del dinero y la Iglesia, una España en la que sólo se pueden encontrar cómodos los que forman la oligarquía beneficiada.
Que el discurso le haya gustado an Jiménez Losantos no es una buena señal para los españoles.
La corrupción no existe y parece que la justicia es ciega. Veremos qué nos trae el 2016.