El dueño de Zara y otras marcas internacionales financiará con 17 millones de euros la renovación y mantenimiento de todos los aparatos de diagnóstico y tratamiento del cáncer en la sanidad pública gallega durante los próximos ocho años. Además, mantiene varias escuelas infantiles y ha inyectado 40 millones en Cáritas.
Esto estaría bien si sus industrias y las de otras grandes empresas “españolas”, tributaran en España, en lugar de hacerlo en el semiparaíso fiscal de Irlanda, porque entonces la sanidad y la educación en España recibirían mucho más dinero y quizá los españoles tendríamos que pagar menos impuestos.
Si, además, esas grandes industrias fabricaran sus productos en España, en lugar de hacerlo en Marruecos y en el suroeste asiático, habría mucho menos paro en España y todos viviríamos mejor.
Sustituir la justicia por la caridad, y que los medios lo cuenten como algo loable, es pura propaganda y muestra un país gobernado por caciques corruptos más propio del siglo XIX que del siglo XXI.
Desde siempre, los filántropos se han distinguido por querer mejorar su imagen desprendiéndose de parte de su inmensa fortuna ganada de forma no siempre legal. Esto ahora se llama marketing con causa.