El PP va ya camino de la travesía del desierto, ruta a la que se resiste cuando debería de estar orgulloso de seguir una tradición bíblica tan querida por ellos. Contradicciones de la derecha: “haced lo que yo digo, pero no hagais lo que yo hago”.
Pero mientras alcanzan el borde mismo del desierto, que será a finales de año, tienen muchos meses para seguir haciendo fechorías, destrozando el país y los pocos restos de democracia que nos quedan. Han ocupado el Estado para tratar de destruirlo, porque no creen en él. Han ocupado el gobierno para entregarlo a los intereses privados: el capitalismo de amiguetes.
La ley Mordaza nos lleva al franquismo y eso sí que es coherente por su parte. Está en su ADN, por eso, los que exigen a ETA que condenen sus acciones y pidan perdón a sus víctimas, cosa que me parece muy bien, nunca han condenado el franquismo ni pedido perdón por sus víctimas, siguen manteniendo su recuerdo y sus símbolos en calles y plazas de nuestras ciudades y niegan el enjuiciamiento de los criminales en los tribunales internacionales.
La ley Wert de Educación, con su nuevo currículo de Religión es otro viaje al franquismo, vía nacional-catolicismo, que de seguir así nos podría llevar a la ridícula situación de algunos estados norteamericanos que condenan la teoría de la evolución. Es un ataque al pluralismo defender en la Escuela las teorías míticas del cristianismo, cuando ya hay una parte significativa de los españoles que no las compartimos. Los ateos respetamos a las personas de otras creencias a condición de ellos nos respeten a nosotros. El respeto o es mutuo o no tiene sentido. (Ver el magnífico artículo de Sánchez Ron en el País de hace unos días).
Muchos estábamos contentos de haber vivido en esta época que nos ha permitido cubrir la costosa evolución de religioso a ateo en poco tiempo, cuando a Darwin le costó muchos años de enorme sufrimiento, pero estos carcamales corruptos nos quieren volver a la barbarie, mientras aprovechan para vaciarnos los bolsillos.