Que el diario de referencia de un país titule contra la opinión mayoritaria de la población: “La orden de detención contra Netanyahu, una decisión dolorosa en lo práctico y lo simbólico”, defendiendo el genocidio, es una muestra más de que los grandes medios, en este neoliberalismo militarista, están más por la propaganda a favor de los intereses de los más ricos, que de la información como servicio a la ciudadanía.
Este medio que nació en la transición por iniciativa de Fraga y comenzó, disfrazado de progresista, apoyando las políticas neoliberales de Felipe González (privatización de la banca y empresas públicas, reconversiones industriales salvajes, …) ha ido cayendo hacia la derecha, por el abrumador peso del dinero, hasta defender políticas armamentísticas y crímenes genocidas.
Ha perdido muchos lectores, pero su enorme deuda la mantienen los bancos privados porque les compensa como aparato de propaganda.