Tal día como hoy de 1973, EEUU levantó al ejército chileno contra el gobierno democrático del Presidente Allende, sirviéndose del general Pinochet. Este golpe y la dictadura correspondiente fueron una de las tragedias más sangrientas de la segunda mitad del siglo XX. Su finalidad: propagar el régimen económico neoliberal que tantos destrozos ha causado en el mundo entero.
Pero hoy los medios de propaganda ocultan esta hazaña norteamericana exagerando la importancia del extraño ataque terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York. El sistema de propaganda impone este evento en las portadas como “el atentado que cambió el mundo” y esto es un insulto a la población en general porque forma parte de una gran mentira.
Llaman “cambiar el mundo” a que la administración americana aprovechara la ocasión para intentar hacerse con el petróleo y las riquezas minerales de Oriente Medio invadiendo Afganistán e Iraq, cosa que llevaban planificando desde mucho tiempo antes. Las dos invasiones, como la posterior de Siria, han sido un fracaso, porque destrozaron dichos países, pero no lograron hacerse con sus riquezas, al menos totalmente. El mayor éxito fue para el complejo industrial-militar, sobre todo americano, pero también francés y para el negocio de la guerra (ejércitos privados, suministros, etc.). Aún hay muchos puntos oscuros en “la verdad oficial” sobre el atentado a las Torres Gemelas.
El éxito norteamericano, fue consolidar el “terrorismo islámico” como enemigo mundial, porque la adaptación al capitalismo de la antigua Unión Soviética, lo descartaba ya como el enemigo fundamental que el sistema económico USA necesitaba para justificar sus negocios.
Este sistema de propaganda es el que desvía la mirada de la tragedia afgana, centrando la atención en el radicalismo talibán y su odio a la mujer. Sonali Kolhatkar, RAWA (Asociación Revolucionaria de mujeres de Afganistán) explica cómo ve la situación actual en Viento Sur: “En los últimos 20 años, una de nuestras demandas fue el fin de la ocupación norteamericana y de la OTAN e incluso mejor si se hubiera llevado consigo a sus fundamentalistas islámicos y tecnócratas y hubieran dejado que nuestro pueblo decidiera su propio destino.”
En este sistema económico que disfrutamos, los medios que informan son arrojados a la cuneta para que los que hacen propaganda circulen con más facilidad.
Afortunadamente, algunos siguen informando desde la cuneta y muchos ciudadanos tenemos memoria. A nosotros, las maniobras mediáticas no nos hacen olvidar la tragedia chilena porque recordamos el sufrimiento de la mayor parte de la población, entre ellos algunos de nuestros familiares.