USA. Un amigo peligroso y muy caro

Biden se sincera: no fuimos a Afganistán a crear la democracia. Normal, ¿cuando USA ha invadido o dado un golpe de estado en un país para implantar la democracia? Si les interesara el tema empezarían por mejorar la suya, que buena falta les hace.

Ni la democracia, ni el periodismo, están en su mejor momento en este su Orden Mundial. Contar lo que pasa, sin explicarlo, no es periodismo, se parece más al chismorreo. No obstante, algunos digitales intentan hacerlo bien.

Estos días toca Afganistán en las portadas, pero pocos artículos explican lo que pasa, sus causas y sus consecuencias. Olga Rodríguez e Íñigo Saenz de Ugarte lo explican en elDiario.es. Tras leer sus artículos, podemos pensar que los talibanes tendrán que matar bastante para ponerse a la altura de la OTAN en ese país. Cómo la corrupción, los ataques indiscriminados a civiles, el enorme gasto en armamento y la escasa inversión en medidas educativas, sanitarias, sociales, etc, junto al liderazgo como exportador de heroína (en 2018, el 82% de la producción mundial de opio, según la ONU), la droga segunda industria del país después de la guerra, retratan bien lo que pretende USA de los países que invade.

Desde la guerra de Vietnam, los norteamericanos han cosechado derrota tras derrota, pero su industria militar ha ido creciendo y unos pocos -los de siempre- han sacado buenos beneficios del destrozo de países en el tercer mundo.

Ese es el negocio de la guerra que, en este caso, a España le ha costado muchos millones malgastados en armamento, que no hubieran estado mal aquí en sanidad y educación, y 102 militares muertos.

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