Los muñecos no razonan y no deberían gobernar

En un país lejano -así solía empezar Tábano sus historias-, mandaba una muñeca del desfasado modelo Trump, fabricado por Neoliberal Group, manejada por un viejo ventrílocuo fracasado y patrocinada por un grupo de “consejeros” y “empresarios” que conseguían grandes beneficios con ese juguete.

Todo era un desastre porque la muñeca gobernaba de manera imprevisible y errática y descolocaba incluso a otros muñecos de su mismo modelo.

Además, su gobierno salía carísimo porque, como no podía gobernar, subcontrataba todo, generalmente a grandes constructoras, para que ejecutasen sus demandas fueran de sanidad, educación, transportes o cualquier otro tema y, como consecuencia, estaba todo fatal.

Cuando llegaron las elecciones, la muñeca no podía participar en los debates, porque solo estaba programada para decir simplezas y mentiras y trató de impedirlos …

Cómo no lo consiguió, tuvo que participar en el primero y principal (en varias cadenas de TV) y entonces descubrimos que aparecía otra muñeca mucho más agresiva, que incluso defendía las acciones violentas, porque sus ventrílocuos estaban armados y atacaban todo terrorismo que no hiciesen ellos mismos.

El siguiente debate, en un medio de postín, tuvo que interrumpirse porque la muñeca de los armados se negó a condenar las amenazas a varios ministros y exministros, basadas en el envío postal de balas típico de las repúblicas bananeras -curiosamente, la ministra de Defensa, no recibió tal regalito- y la mayoría de los participantes se negó a seguir debatiendo con ella porque sólo estaba programada para insultar.

¿Cómo se puede permitir un partido que defiende el terrorismo? Porque amenazas con balas procedentes de armas militares, sólo pueden buscar aterrorizar.

Curiosamente, el principal partido de la oposición, que siempre acusa a los otros de apoyar a un grupo terrorista desaparecido hace años, gobierna en varias comunidades con este partido que defiende el terrorismo actual.

También resulta curioso que, en ese extraño país, en el que a muchos de los que mandan les manejan intereses ocultos (más o menos), aún hay políticos que consideran que es una democracia plena y no hacen nada para erradicar ni la violencia ni el engaño.