“¿Nos parecería bien que, en aras de la libertad de empresa, un productor de chucherías infantiles vendiese en la puerta de los colegios caramelos que creasen adicción al alcohol, al café o a cualquier otra sustancia de consumo nocivo, sin advertir de su peligro? Y, sobre todo, ¿admitiríamos que siguiera haciéndolo si eso estuviera prohibido por la ley?
¿Por qué, entonces, consentimos en España que otra industria, la audiovisual, pueda emitir cualquier tipo de contenido, conociendo el impacto tan grande que sus medios tienen sobre nuestras mentes y si, además, hay leyes que lo prohíben?”
Con estas preguntas comienza un interesante artículo, en Ctxt, de Emelina Fdez. Soriano y Juan Torres López, catedráticos de Comunicación AV y Economía Aplicada de las universidades de Málaga y Sevilla, titulado “¿Dejamos sin controlar a quien controla nuestra mente?”, en el que denuncian que España es el único país europeo que carece de un consejo independiente para garantizar que los contenidos de los medios de difusión cumplen las leyes y penalizarlos si no lo hacen. Organismo que existe en EEUU desde 1934, en Alemania desde 1987 y en Francia desde 1989.
También denuncian que aquí se ha atribuído esa función a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), como si fuera un problema de libertad de las empresas, cuando lo es de derechos de la ciudadanía.
No es habitual encontrar equipos de análisis de medios de difusión formados por expertos en Comunicación Audivisual y Economía cuando parece lo más lógico, ya que estos medios funcionan como empresas y esta colaboración está resultando muy eficaz en sus análisis y denuncias como ya vimos en otro de sus artículos en este mismo medio titulado «La mentira como industria y estrategia en la era digital«, en el que ponen en evidencia la proliferación de la mentira en dichos medios supuestamente informativos.