Convocada por el trifachito con banderas de España y chalecos y globos naranja: de nuevo los cayetanos. Que lo hagan con una canción de Queen que reivindica el amor homosexual, tiene su gracia. Aparentemente, no estaban los obispos -quizá por la canción-, pero tenían sus bendiciones.
La “revolución naranja” -nada revolucionaria-, es la que sacó a Ucrania de la órbita económica rusa para “integrarla” en la norteamericana, con la inestimable ayuda de Angela Merkel que quería hacerse con el mercado de ese cercano y corrupto país. De ahí viene Ciudadanos.
La Ley Celaá no pretende acabar con la escuela concertada, sólo pretende eliminar algunos excesos empresariales como cobrar (con más o menos disimulo) por una enseñanza financiada con fondos públicos, evitar que se siga regalando suelo público para la empresa privada y la financiación pública de centros que separen niños y niñas, como en el franquismo.
La derecha tramposa, con el apoyo de la Iglesia Católica, no está reclamando libertad de educación, -¿cuándo la Iglesia, autoritaria y dogmática, ha defendido la libertad?-. Lo defiende la Constitución, pero no dice que haya que financiarla. Están pidiendo que se les pague el adoctrinamiento que ellos y la Iglesia necesitan para seguir mintiendo impunemente.
Sacar la religión de la Escuela es lo racional en el siglo XXI. La Ciencia en la Escuela y el Mito en las Iglesias que, además, les estamos pagando a sus “funcionarios” entre todos, aún los que somos ateos, algo increíble en un Estado aconfesional.
La campaña mediática es tremenda y con más propaganda que información, incluida Ana Sterling en el informativo de las 14 de RNE.
El País, tampoco se queda corto: foto de un señor en plano medio, en un interior -ni siquiera en la manifestación- con un enorme cartel naranja que apenas deja ver la parte superior de su chaleco del mismo color, en el que se lee: ¡VALLECAS POR LA LIBERTAD DE EDUCACIÓN!. Esta foto no es informativa, es pura propaganda. En Vallecas, está uno de los colegios del Opus, el Tajamar.
Tenemos una derecha anclada en el liberalismo del XIX, que defendía la Educación como monopolio de la Iglesia y Libertad y derecho a voto sólo para los propietarios.