Hay fechas difíciles de olvidar. Cuando pasa el tiempo y no cesa el dolor, se resiste a venir el olvido.
El Golpe de Estado de Pinochet, patrocinado por Nixon y Kissinger, acabó con el gobierno legal de Salvador Allende, con su vida y con miles de muertos y desaparecidos.
Ese mismo año, Kissinger recibió el Nobel de la Paz. Quizá en busca de un segundo premio repitió el golpe en Argentina tres años después. Ahí empezó la operación Cóndor con asesinatos y desapariciones y la experimentación, en ambos países, de las teorías neoliberales que quizá han causado más muertos aún que las represiones militares.
El Juez Garzón procesó al general Pinochet, en nombre de la Justicia Universal, ya que Chile no lo hizo. La Jueza Servini está intentando hacer lo mismo con los asesinatos de la transición en España, porque la Justicia española se niega a hacerlo.
¿Cómo lo vamos a olvidar si los asesinos son siempre los mismos y nuestros muertos siguen en las cunetas?.