En España, la derecha y la Iglesia Católica han sido siempre el brazo político y moral del poder económico. La derecha desde el siglo XIX y la iglesia desde hace 1500 años.
Tienen mucho en común: predicar una cosa y hacer lo contrario. Ni la verdad, ni la Ley, ni la justicia, van con ellos, salvo cuando les beneficia. Pertenecen a otro mundo: la derecha al mundo financiero y la Iglesia al mundo de Dios, por tanto se llevan mal con la democracia, lo suyo es la dictadura porque es la que garantiza la conservación de sus privilegios, económicos por supuesto.
Así están unidas en su afán de controlar la educación pública para adoctrinar a la población y acusar a los demás de sus propios desmanes. Los demás adoctrinan, ellos no; ven golpes de estado donde no los hay y no los ven cuando son evidentes: Franco, Trump-OEA, … Celebran a las víctimas de ETA y ultrajan a las de Franco que son mucho más numerosas. Defienden su “libertad” frente a la de los demás y ante la Ley, son auténticas antisistema, y mienten más que hablan.
El dinero no tiene moral y sus sirvientes tampoco.
Pero tienen un grave problema: su mediocridad. Los dirigentes del trifachito no son lumbreras, sobreactúan para hacerse notar y no defienden con eficacia los intereses de quienes los teledirigen, por eso aparecen grietas en sus bloques. Cayó Rivera y a Casado le quedan dos telediarios.
De los obispos se puede decir lo mismo. Los fundamentalistas fueron nombrados por Wojtyla y le hacen la guerra al Papa actual, se van a jubilar rápido.
Los medios de propaganda fomentan el juego para hacer caja, resulta más rentable el grito que el razonamiento, y como Beltrand du Guesclin: ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor.
La ultraderecha marca la agenda política, con la colaboración necesaria de los medios, y esto no es bueno para nadie.
¿En qué te basas para decir que caerá Casado? Un PP dialogante y razonante sería bueno para todos, pero ¿no es eso ‘wishful thinking’?
En que gran parte de la derecha económica no está interesada en la inextabilidad política que crea su agresividad y gran parte de su partido se da cuenta que ponerse en la posición de VOX inclinará a los votantes en esa misma dirección.