Independentistas y hartos

Ayer se vio en Barcelona el contraste de los planetas.

Por un lado, la cena multitudinaria -casi mil personas-, presidida por la Vicepresidenta del Gobierno, la Presidenta del Congreso y el Presidente del Senado solidarizándose con las élites empresariales barcelonesas y premiando la ficción. Ni un lazo amarillo, ni una prenda amarilla, todo sonrisas y cortesía.

Por otro, jóvenes sin futuro quemando contenedores por los puntos neurálgicos de la ciudad, acosados por todas las fuerzas represivas del régimen. Ayer apareció un informe que dice que el 48% de los españoles están en riesgo de exclusión. Insoportable. Es el producto de los gobiernos del bipartidismo porque ese porcentaje ha ido aumentando en los últimos años.

Condenamos la violencia, pero toda la violencia y empezando por la más peligrosa: la de las políticas económicas neoliberales que imponen los adictos a la ficción. Porque los recortes sociales matan, los recortes sanitarios y el copago están produciendo muchas muertes que la armada mediática trata de hacerlos pasar desapercibidos, simplemente ocultándolos -no hay cifras de suicidios- o atribuyéndolos a motivos condenables: ¿cuánta violencia de género se debe a la falta de recursos económicos? ¿cuánto independentista lo es en protesta por los recortes sociales que impuso la derecha catalana?. La Convergencia pujolista ha encendido una hoguera en la que pueden terminar torrados todos, porque en algún momento los que protestan se volverán contra los que los están engañando.

Hoy en Madrid, hasta hace unos días en Ecuador, muchas semanas en Francia con chalecos amarillos … Hace años que los mandarines neoliberales esperaban estas respuestas más o menos violentas, por eso Rajoy impuso ya hace tiempo las leyes mordaza y Sánchez las ha respetado.

La violencia institucional siempre es más peligrosa que la violencia callejera -el modelo israelí: balas contra piedras- y es la que permite ejecutar políticas que perjudiquen a las mayorías.

Yo me declaro independentista del FMI, que es, junto con el Pentágono, la organización terrorista más peligrosa que se conoce.