¿Estamos en la época en que la Iglesia (Cristiana, por supuesto) le plantaba cara a la monarquía cuando veía mermados sus derechos?. Es cierto que entonces los obispos tenían sus propios ejércitos y el Papa de Roma la potestad de excomulgar a los príncipes que, de esta manera, perdían su autoridad, que provenía de Dios, sobre la plebe.
Llegó el Renacimiento y comenzó la separación Iglesia-Estado. Llegó el siglo de las luces y el pensamiento científico y la autoridad vaticana, asentada en el mito, se fue desvalorizando. En la segunda mitad del XIX, Darwin deja obsoletas las Sagradas Escrituras y el papado se resiste apoyándose primero en el fascismo y después, con Juan Pablo II y Ratzinguer, en el capitalismo salvaje. El papa argentino trata de poner las cosas al día pero habla más que hace.
En España, con la dictadura franquista y el nacionalcatolicismo, volvimos a la época medieval y ahí estamos.
¿Cómo puede ser que en el siglo XXI tengamos unas instalaciones públicas convertidas en una Abadía franquista? La Iglesia Católica es piramidal y jerárquica, si no destituye al Abad, Dios sabrá por qué.
¿Cómo puede ser que la Iglesia Católica, entidad privada donde las haya y dependiente de Roma, tenga exenciones fiscales?
¿Como puede ser que la abadía franquista, situada en instalaciones públicas y financiada por el dinero de los españoles, se rebele (¿el delito de rebelión solo vale contra los catalanes?) contra una sentencia del Tribunal Supremo?
¿Cómo puede ser que sólo la familia del dictador tenga derecho a enterrarle donde les parezca y nadie defienda el derecho de los más de 100.000 españoles de los enterrados en las cunetas?
¿Cómo puede ser que en el siglo XXI tengamos un acuerdo, de carácter franquista, con el Vaticano?
En Europa deben estar pensando que el dicho franquista de Fraga: España es diferente, debe ser verdad y que deberíamos estar al otro lado del Mediterráneo.
El bipartidismo ha respetado y hasta se ha aprovechado de que “todo esté atado y bien atado”.
Muerto el terrorismo, el independentismo catalán y los “roces” con la Iglesia son conflictos que PP y PSOE potencian para no tener que hablar del aumento de españoles que carecen de medios de vida porque ni siquiera tener un trabajo lo permite; de que los gobiernos hayan entregado el derecho a la vivienda a la especulación; de que sigamos con un sistema tributario radicalmente injusto por el que las familias estamos pagando los gastos del país, mientras que corporaciones y grandes fortunas aumentan sus beneficios …
Ahora tendremos ocasión de votar, a ver si lo hacemos a favor de quienes quieren cambiar las cosas.